Me aventé al vacío apenas me dieron oportunidad. No me dio ni miedo, ni nada
Simplemente no lo pensé.
Justo me daba miedo pensar; aún me da miedo sobre pensar las cosas.
Pero me sentí drogada cuando sus labios tocaron los míos; un poco borracha cuando me dijo que me queria y algo adormilada cuando me miro una vez más, en ese momento supe que ya no había vuelta atrás.
Me preocupe un poco por la adrenalina que nos tiene lo bastante drogados para tenernos ligeramente unidos pero sin estar atados. La dopamina que sus besos provocaban cada vez rosan mi piel y me siento estúpidamente drogada, actuando sin pensarlo mucho y asustada por tanta carga de quimicos que me relajan.
Vuelvo a pensarlo todo y mi cabeza me traiciona una vez más suponiendo todo, sin saber como debería actuar o decir, sin que mis miedos hablen; pero me besa y se me recetea todo otra vez.
