Hola, compañero.
Hace tiempo no tomábamos tiempo para hablar mutuamente. ¿Cómo estás? Espero que bien realmente, no un bien donde todo salga perfecto cual guion de película, sino un bien donde mantengas en equilibrio tu vida…
…Para responder a tu anterior pregunta, diría que no, que mi alma y mi corazón nunca están bien, no porque sufran o lloren por algo, solo que siempre se mantienen a la expectativa de un mañana mejor, de ese algo que siempre andan buscando, y todo eso a veces, pesa.
En mi vida cotidiana de adulto, todo marcha bien, analizo situaciones y tomo las que creo son mejores decisiones. Tal vez me equivoque, pero solo el tiempo lo dirá, mientras disfruto de ser un malaventurado caminando de esquina en esquina.
Cuando toco mis fibras sentimentales, supongo tengo una espina en el pecho, algo que creo entender ahora, que en su momento solo paso y no entendí, pero al analizarlo ahora, creo que no era yo, era otro. Que otro pasajero tenía el tiquete de ese tren, que, no era mi momento, llegue tarde, o nunca llegue, tal vez era eso, nunca llegue. Supongo es normal sentirme herido, cuando dijiste quererme y tal nunca me has querido… No lo sé, son verdades que nunca sabe.
Llegando a este punto, si de algo quiero quejarme es de mí mismo, y esa falta de habilidad, capacidad o no sé, “algo” que me sigue impidiendo acercarme a las personas, y créeme, días solos como estos, extrañas personas del pasado, extrañas momentos que se fueron, y no queda otro remedio que cerrar los ojos y olvidar una noche más en mi cama. Realmente, decir un “Hola” es más difícil que escribir todos los días a la tristeza de mi alma.
En general, mi vida marcha correctamente, mi autoestima no está mal, no tengo crisis nerviosas, mis dudas siguen existiendo y son el motor de mi búsqueda del conocimiento, y aunque sea un lugar frio y vacío, está bien, así lo elijo. Estoy mejor que ayer, y espero mañana, estar mucho mejor que hoy.
Con cariño.
– H. Carta a mí mismo*créditos a quien correspondan*