No quiero que me escribas buenos días todas las mañanas desde tu cama y yo desearte en la mía por las noches.
No quiero que me digas lo mucho que me extrañas e intentes que yo responda con un "yo también".
No pretendas decirme un te quiero para escuchar lo mismo de mi boca o que puedas leer lo mismo sin querer.
No quiero pelear porque me escribiste un mensaje y no lo pude responder. Ni por amistades que estaban antes que tú, ni por celos sin razón. Y no de los bonitos, sino de los que duelen. Los que parten, los que decepcionan y traicionan.
No me arriesgo a sufrir, prefiero ser un cobarde y vivir en la sombra de mis letras en hojas de papel.
Y es que no quiero encontrar el amor en ti, no quiero tener una rutina contigo y estar pendiente de que es lo que tengo que cumplir.
No, no nos hagamos daño. Aléjate de mí.
No te haré especial, ni serás importante. No quiero verte a los ojos y que veas como me brillan al estar junto a ti.
No quiero coger de tu mano y sobarla con mis dedos mientras caminamos por el parque y sentirme orgulloso por haber conquistado a una mujer como tú.
No quiero oler tu perfume y sentir esas cosquillitas que se sienten en la tripa significado de ilusión de eso que se llama o le llaman amor.
No quiero oler tu desnudez ni sentir tu piel con mi piel una y otra vez.
No quiero sentir miedo de poderte perder. O miedo que puedas alejarte de mí y nunca saber el porqué.
No quiero sentirme triste cuando la rutina que tengo que cumplir sea parte de mí y eche de menos vivir así.
No quiero llorar penas al final de nuestra historia ni tener que escribir poemas, canciones o no parar de beber.
Porque tú y yo sabemos cómo terminará esto, por eso. Soy yo quién me alejaré sin más, sin despedidas, sin lágrimas, sin un lo siento.
Autor: Piero Santibañez