Carta 6.

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Querido cielo,

Otra vez estoy observandote.

Ya te considero mi foco para liberar mis pensamientos, mi foco de descargas.

No he podido parar de pensar en John.

¿Quién se creía aquel chico robandome un beso?

¿Qué se creían las personas robandote parte de ti?

¿Asi ocurría siempre?

¿Por qué se creían dueños de algo que solo desean?

¿Y quién me creía yo juzgando detalladamente todo cuanto pasaba en mi vida?

Debía comenzar a pensar que a veces las cosas solo pasan porque pasan, y no porque me señalan, desde un lugar determinado; y todo y todos se empecinen en hacer de mi estadía en el mundo, un lugar peor.

Era absurdo como a raíz del roce de unos labios, me ponía a pensar en cómo funcionaba el mundo.

Pero desde que la desgracia tocó mi puerta, me he parado a pensar en el porqué de todas las cosas.

A Julie siempre la besaban distintos chicos en distintas fiestas, y no se detenía a pensar en el por qué.

Pero, Julie se quería como era. Se nota en la forma en que se mira al espejo.

Y ahí está el punto de porqué he pensado tanto en ese estúpido beso.

¿Por qué me había elegido a mí?

¿Acaso John no se dio cuenta que aquella acción me haría pensar en mi?

Y yo no quiero pensar en mí.

Porque pensar en mí es adentrarse en un mundo del que deseo con ansias salir.

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