No todos pueden guardar secretos , pero estas cinco chicas no se les hace difícil.
Después de una Año de la desaparición de su amiga , a Danielle Parker le empiezan a llegar unos mensajes .
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Emily se llevó la copa roja a los labios y tomó un sorbo de la bebida que contenía. Había una mirada amarga en su rostro mientras tragaba, empujando la taza hacia Spencer.
Aria se rió desde su asiento en el piso de el granero de los Hastings, su lugar designado para pasar la noche, — Es malo, ¿eh? .
Danielle se sentó al lado de Hanna, mucho más atolondrada, con una taza propia. Ella no era como las demás; su experiencia con el alcohol fue mayor. Observó mientras Spencer tomaba el siguiente trago de la fruta prohibida de ella. Se mostró mucho más graciosa al respecto, sin hacer mucha mueca.
De repente las luces se apagaron y la música paró. —Vaya — , susurró Danielle, — ¿qué pasó?
— Debe ser la tormenta. — Spencer razonó con ella, alcanzando una vela apagada cercana. Danielle sacó un encendedor de su bolsillo y se lo arrojó a Spencer, quien lo atrapó fácilmente. Le tomó dos intentos antes de que se encendiera una llama naranja brillante, encendiendo la mecha.
Hubo un alboroto sospechoso fuera del granero, atrayendo la atención de Danielle . Miró a Aria con ojos de gaviota, confirmando que ella también lo había oído. Hay algo ahí fuera.
— Chicas — susurró Hanna y se dio la vuelta. Las chicas siguieron su ejemplo, volteándose para ver la puerta del granero abierta, dándoles una visión espeluznante en la noche oscura y tormentosa. Se acurrucaron muy juntos, temerosos de la oscuridad como niños. Mientras avanzaban, una figura oscura emergió en la entrada con un salto. Las chicas soltaron un grito mortal, antes de darse cuenta de que faltaba un miembro de su pandilla frente a ellas.
— ¡Eso no es gracioso, Alison! — Spencer se quejó.
Alison sonrió, — Pensé que era divertido, chicas .
Danielle puso los ojos en blanco ante el comentario de Ali, encontrando un asiento en el sofá desgastado mientras las chicas hablaban de Beyoncé. Su teléfono vibró en su bolsillo, sacudiéndola en estado de shock. Lo abrió, comprobándolo lo más discretamente posible. Su corazón revoloteó en su pecho cuando vio al hermano de Alison como el remitente.
— ¿Qué tiene a Wednesday Addams tan mareado? — Alison se burló. Danielle miró hacia arriba, sin darse cuenta de cómo su emoción estaba plasmada en su rostro. Todas las chicas la miraban con curiosidad, esperando una respuesta.
Danielle se burló. Como si estuviera a punto de decir que se había estado juntando con el hermano de Ali. Jason DiLaurentis era un secreto sucio, y se iba a quedar así. — Es un amigo, el que se mudó de Colorado. Me está enviando mensajes de texto.
Eso fue lo suficientemente bueno para las otras chicas, pero Danielle sabía en los ojos de Ali que no se dejó engañar. Ali sabía que había tierra por descubrir y pronto encontraría una pala. Por suerte, Danielle siempre había cavado profundo.
