Brooklyn 11:30 pm 5/02/2021
— Si me vas a ayudar a empacar, tienes que seguir el orden de la lista — le dice Abril a su hermano, palmeando con la mano la lista que se encuentra encima de la cama. —No puedes simplemente venir y meter todo a la maleta en desorden — le insiste, quitándole una prenda de las manos.
— Pero... ¿Quién usa una lista para empacar? Es únicamente ropa, la doblas, la metes a la maleta de una forma que sirva para que al final no se atore y pueda cerrar bien y ¡LISTO! Joder, eso no tiene mucha ciencia — le responde su hermano, quitándole de nuevo la prenda.
La cosa era que ella, su madre y su hermano se mudarían en unos días y Max se ofreció a ayudarla a empacar las maletas, pero al pasar de unos veinte minutos terminaron discutiendo en cómo guardar la ropa. La chica tenía un sistema que su hermano no estaba siguiendo; primero iban los pantalones doblados en forma de rollo para tener espacio para las camisas, su ropa interior y por último los zapatos.
— ¿Cómo es que tienes tanta ropa por guardar si siempre utilizas lo mismo? — Pregunta Max pasándose las manos por el rostro y recostándose en la cabecera de la cama.
— Ya deja de quejarte... te has quejado más de lo que has guardado ropa — dice mientras se sube a la cama para sentarse al lado de su hermano.
— Hubiera aceptado ir a esa fiesta en vez de estar aquí ayudando a una loca controladora a empacar su ropa — se queja su hermano.
La rizada abre su boca haciendo una mueca de indignación —No soy una loca controladora, solo me gusta el orden — intenta defenderse.
— ¿Orden? Habla la chica que no mantiene su habitación arreglada por más de dos días — Menciona su hermano.
— Simplemente, hay cosas que no se pueden controlar, como el orden de mi habitación; ella se manda sola, es como si tuviese vida propia — explica — Además, tú no te salvas, ¿recuerdas el día que mamá encontró una caja de pizza pudriéndose debajo de tu cama? Tu habitación olía a muerto.
Max hace una mueca de asco cuando recuerda lo sucedido, en su mente aún vive un vago recuerdo del cómo olía su habitación.
— Mamá se enojó mucho ese día — Abril suelta una risita ante el recuerdo de su madre, toda enojada, casi sacando humo por sus orejas, regañando a Max mientras que con una cubeta llena de agua mojaba la habitación entera de su hermano.
— Me hizo limpiar hasta el techo ese día — suelta una risita — Pero se enojó más cuando manchaste su alfombra favorita con pintura y pegamento ¿Recuerdas? Creo que hasta Dios escuchó su grito.
— Hice todo lo posible para que las manchas salieran, dame créditos, quería enmendar mi error.
— Al menos aprendiste a cerrar las cosas bien y... también a no volver a pintar en la sala.
— Oh, oh, ¿recuerdas la cena navideña de hace dos años? — pregunta a su hermano dándole un repentino ataque de risas —Cu-cuando mamá, los abuelos y Josh te encontraron comiéndole la boca a Erik en la sala.
— Prometiste no volver a decir algo respecto — Max cruza sus brazos, a lo que Abril suelta una carcajada al ver el rostro contraído de su hermano.
— Todos pensamos que Erik era hetero — dice Abril subiendo el volumen de sus carcajadas —La cara de la abuela Jojo es insuperable.
— Desde ese día estoy seguro de que me sacó de su testamento — dice y tapa su rostro con sus manos — De verdad quería quedarme con la granja de California.
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Tu Boca Con Sabor A Cereza
Teen FictionAbril Wilson es una adolescente amante al arte, a la música y abiertamente bisexual que hace listas de que hacer y que no para organizar su vida, y ¡SORPRESA! Se acaba de mudar a Londres. Rebecca es pelirroja y tiene muchas pecas, es aficionada a la...