-Nuevo Comienzo-

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Más de ocho horas con el culo pegado al asiento del avión, soportando los ronquidos de Max y el llanto de un bebé dos asientos frente de donde estaban, por fin estaban en Londres, habían aterrizado hace un poco más de veinte minutos, ya con sus maletas en mano, estaban recorriendo la planta baja del aeropuerto buscando al padre de Abril y Max, desde que salieron del avión el cielo estaba gris sin ningún rastro de que en esa ciudad saliera el sol, se encontraba lloviendo y hacía más frío de lo que ellos estaban acostumbrados, personalmente a la rizada le encantaba el clima frío, pero solo cuando está con un enorme abrigo, cubierta hasta la cabeza con muchas frazadas y un chocolate caliente, viendo alguna película o simplemente existiendo, y aunque en ese instante se esté muriendo de frío, prefería eso que estar sofocándose y derritiéndose de calor. 

 — Mamá creo que ya no lo vamos a encontrar — Dice Abril mirando a su madre.

 Aún no encontraban a su padre, y no es como que hubieran muchas personas alrededor para que se dificultase la búsqueda.

— Estoy segura de que no vino — afirma la rizada —No sería la primera vez. 

 — Abril no digas esas cosas, no creo que tu padre sea tan irresponsable de no venir a recogernos — su madre asegura, o más bien trata de convencerse de eso, no quiere que sus hijos sigan pensando que su padre los olvida, pero él se la pone difícil, rueda los ojos y bufa — ¿A quién quiero engañar? Su padre es un inútil, mejor vamos y tomemos un taxi.

 — ¿Y si mejor lo llamamos para confirmar? — pregunta Max que hasta ahora se había mantenido en silencio ante lo que estaba sucediendo. Y aunque sabía la respuesta, en el fondo tenía una pequeña esperanza de algo y que su padre no fuera un completo inútil y únicamente inútil a la mitad. 

 — Está bien — Su madre saca su teléfono para marcarle — ¿Quién de ustedes quiere hablar con él? — su madre dejaría todo esto en manos de sus hijos, no tenía ganas de hablar con Josh que de seguro le inventaría alguna estúpida excusa por su falta, al menos a sus hijos no les mentiría. 

 — Yo quiero —se adelanta la rizada quitándole el celular a su madre y alejándose un poco de Max y su mamá, marca al número y espera suena uno, dos, tres... al cuarto tono se puede escuchar Josh David en la línea.

 — ¿Hola? Dyonn — responde Josh del otro lado de la línea. 

 — No, papá soy Abby —le corrigió. 

 — Oh, hola Abril ¿Cómo estás? — el tono de voz de su padre cambió ligeramente, el tono que empleaba al hablarle era más formal, la rizada solo rueda los ojos.

 — ¿Dónde estás? — inquiere, con el mismo tono de voz que ha usado su padre anteriormente.

 — En California, ¿a qué se debe la pregunta? — Nuca dejaba de sorprenderle lo sínico que podía llegar a ser su padre.

 — Estás en California...no sé, te pregunto exclusivamente por qué tal vez deberías estar en Londres, recogiendo a tus dos hijos y a mi madre del aeropuerto para llevarlos a su nueva casa. — la rizada escucha un suspiro pesado detrás de la línea. 

 — Lo siento Abril, lo olvidéLo suponíaRecibí una llamada urgente de un cliente y tuve que viajar rápido— intenta su padre vagamente excusarse. 

 — Pudiste haber avisado, ¿sabes? Nos hubiésemos ahorrado cuarenta minutos buscando tu estúpido rostro— estaba muy enojada ante el descaro de su padre, y lo peor es que no encontraba ni una pizca de remordimiento o culpa en la voz. 

 — Sé que cometí una falta, pero no tienes ningún derecho de hablarme de esa manera — Habla Josh,  intentando sonar autoritario — ¿Entendiste? — Abril se estaba aguantando todas las ganas de insultarlo en ese mismo momento. 

Tu Boca Con Sabor A CerezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora