-Si te vas a despedir, despídete bien-

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Brooklyn 1:30 am 8/2/2021 (Casa de Jorge)

Luces de colores, Woman de Doja cat sonando al cien por toda la casa, el bullicio de la gente, cuerpos sudorosos de aquí por allá, bailando, riendo, saltando y algunos adolescentes hormonales besándose en rincones de la casa, el ambiente estaba caluroso ni siquiera el aire acondicionado podía enfriarlo, todos los presentes se encontraban en su punto máximo de éxtasis. Música, baile, alcohol y tal vez marihuana... solo tal vez. 

 Será algo pequeño, decían... música y comida decían... ¡TODO FUE UNA VIL MENTIRA!.

 — A ver preciosa, ¿estás dispuesta a perder?— La rizada rueda los ojos ante el comentario de ¿Jarvis? ¿Harris? En realidad, no lo recuerda, luego de tres rondas seguidas jugando beer pong ¿Quién recuerda el nombre de un extraño?. 

 — No me llames preciosa y el único que va a perder eres tú— responde la rizada y aún estando medio ebria, (medio ebria es decir poco, es sorprendente que en estos momentos siga de pie). Se le podrían olvidar hasta los nombres de sus abuelos, pero nunca, nunca su lado competitivo estaba impregnado en ella, y sin duda lo dejaría salir. 

 — Está bien preciosa ¿Qué tal si hacemos esto mejor? — pregunta ¿Harry? En realidad, no le importa, el nombre de él le vale mierda ahora. 

 — ¿Qué propones? — pregunta devuelta, no es como que ella va a aceptar, solo es simple... curiosidad, sí, es eso, curiosidad. 

Pero dicen por ahí que la curiosidad mató al perro... ¿o eral al gato?. Como sea, el problema aquí es que la curiosidad asesinó a alguien y listo.

 — Esta ronda tú — el chico apunta a la rizada— y yo— se apunta a él mismo—Si yo gano me das un beso y si tú ganas hago lo que quieras —Propone.

 Y la rizada está a punto de decir que no, pero el muy idiota volvió abrir la boca.

— O tienes miedo de perder. — dijo con una sonrisa socarrona plasmándose en su rostro.

 Uuuh, El chico acaba de golpear el punto bajo de la rizada. A Abril le hirvió la sangre.

 — ¿Miedo? ¿Yo? El miedo me tiene miedo mi, y claro, acepto, si yo gano, que obvio que ganaré, tendrás que beber un vaso con agua del inodoro y con saliva de los anteriores jugadores.

No pregunten que es lo que está haciendo, porque ni ella misma sabe lo que está haciendo en su vida desde que su madre decidió que era una buena idea traerla este mundo de porquería.

 — Está bien, pero es un precio muy alto, ¿no crees? Solamente te pedí un besito — el chico hace un puchero con sus labios fingiendo tristeza. —Que tal si lo subimos a más que un beso.

la rizada únicamente asiente con la cabeza, a este punto ella no piensa bien las cosas, nada más quiere que el idiota que no recuerda el nombre se tome ese asqueroso vaso, es demasiado competitiva cuando se lo propone y eso es una buena cualidad, pero si sigue así la llevara a la tumba. 

— Está bien preciosa, comencemos, las damas primero —Le cede el turno, la rizada rueda los ojos. 

 El juego consiste en que los jugadores deben encestar la pelota de ping-pong en el vaso del contrario, el cual está lleno de todo tipo de alcohol, si atinan el tiro, el oponente debe beber el líquido de dicho vaso y retirarlo de la mesa.

 Ya saben típico juego que se ve en las películas adolescentes americanas, la rizada aún no entiende cómo sus amigos hicieron para conseguir tanta variedad de alcohol, ha estado jugando tres rondas seguidas y su cuerpo puede confirmar que ha ingerido más tipos de alcohol en esa fiesta que en los dieciséis años que llevaba de vida, ella ni siquiera iba a beber, pero como dicen por ahí si Dios te da la oportunidad, hay que tomarla y ella la tomó igual que a esos vasos que contenían whisky y vodka, no quiere ni pensar en la resaca que tendría al día siguiente. 

Tu Boca Con Sabor A CerezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora