-Jodida mierda-

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Brooklyn 8:15 am 7/2/2021

Y desde hace más de cinco minutos hay un incesante toqueteo que proviene de su puerta, pero la rizada estaba decidida a ignorarlo, simplemente no quiere despertarse, su cama está lo suficiente cómoda y calentita que el solo pensamiento de querer levantarse se le hace un pecado mortal, pero al parecer la persona detrás de su puerta no ha captado el mensaje y sigue insistiendo tocando y tocando cada vez más fuerte... ya no hay respeto al sueño ajeno, la persona había mostrado ser perseverante, pero Abby estaba segura de algo, nada ni nadie, ni siquiera el mismísimo Zeus iba a levantarla de esa cama.

— ¡Abby! ¡Despierta son las diez de la mañana! —La persona que estaba detrás del incesante golpeteo de su puerta era la madre de Abby —¡ABBY!, si no despiertas ahora mismo, voy a entrar y te echaré agua congelada en la cara, es mi primer y último aviso—amenaza su madre.

Okay... no fue Zeus, pero si su mamá. La mencionada, que pretendía ignorar a cualquier persona que osara a interrumpir su magnífico sueño, se vio obligada a levantarse abruptamente de su cama, intentando poner los pies en el suelo, pero fallando en el intento, cayendo y dándose un fuerte golpe en la cara, estaba demasiado enredada entre las cobijas... Jodida mierda gruño la chica.

Se levantó del suelo sosteniendo fuertemente con sus dedos el puente de su nariz dirigiéndose hacia la puerta, pero terminó tropezando con una de las maletas que se atravesó en su camino... jodida mierda por dos, estaba segura de que este no era su mejor mañana, a tropezones pudo llegar hasta la puerta y abrirla encontrándose a su madre aparentemente estaba muy enojada... jodida mierda por tres.

— Hola... mamá... ¿Cómo estás? —Saluda Abby, dirige su mano hacia su boca para tapar un bostezo.

— ¿Cómo estoy? ¿Qué, cómo estoy? Llevo más de veinte minutos tocando tu puerta para que te levantes ¿Qué no escuchaste? —le responde molesta.

— Pues... si hubiera escuchado que estabas tocando, hubiera abierto la puerta hace algunos minutos, ¿no? —le dice, ella no está totalmente consciente de lo que acaba de salir de su boca ¿Qué acaba de hacer? No la culpen esta idiota y además sigue algo aturdida por los golpes de antes. Su madre abre los ojos sorprendida y frunce su ceño.

—¿Qué dijiste Abril? —pregunta su madre en un tono de reto y en sus ojos podrías leer, "vamos, repítelo si te atreves" .

— Mm... sí... que... Yo no había escuchado antes que tocases la puerta, por eso no me levante temprano... si eso dije —responde la chica al darse cuenta de que la había embarrado, no tanto solo un poco, pero aun así... jodida mierda por cuatro. Su madre rueda los ojos y la apunta con el dedo índice

— Que sea la última vez Abril —le advierte.

— Si, mamá —murmura la rizada.

— Yo venía a decirte que tenemos que terminar de empacar algunas cosas y tenemos otras que no vamos a necesitar y quiero que me acompañes a dejarlas en el refugio y si tienes ropa que ya no usaras tráela las llevaremos también ve báñate, arréglate y baja a desayunar saldremos en treinta minutos —Le avisa su madre.

— ¿Por qué no le dices a Max, que tuviste que venir a despertarme? —la rizada hace una mueca de inconformidad con sus labios.

— Max está en la universidad terminando el papeleo para el traslado —Le responde su madre. —Ahora ve a hacer lo que te dije.

Dyonn da la vuelta y desaparece por los pasillos, la rizada suelta un suspiro y cierra la puerta detrás de sí, hace unos días cuando su madre les dijo a su hermano y a ella que se mudarían a Londres por cuestiones de su trabajo y en cuanto las palabras "Nos mudamos a Londres " salieron de la boca de su madre tanto ella como Max estaban totalmente además de sorprendidos, alegres, porque bueno ¿Quién no lo estaría? Es ¡LONDRES!, Pero al pasar de los días sentía mucha preocupación es decir se mudaría un nuevo lugar, nueva casa, nuevos vecinos, nuevo colegio, nuevas personas por tal vez conocer y estaba segura de que iba a extrañar su hogar, su casa está llena de muchos recuerdos algunos un tanto malos, pero los que más abundan son los buenos, e iba a extrañar todo eso al igual que a sus amigos Jorge y Mika aunque esta última siempre que la venía a visitar le robaba su ropa, pero a pesar de eso la iba a extrañar y mucho.

Tu Boca Con Sabor A CerezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora