-Chica Porrista-

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Londres

Lunes 03/9/2021

La vida de Abril sería mucho menos agitada si su mamá no hubiese decidido inscribirla en un instituto que sobreexplota a los estudiantes con el lema de querer hacer de ellos personas activas y productivas. Todo con el fin de hacerlos en el futuro esclavos del sistema. 

 La vida de Abril iría mucho mejor si no se le hubiese olvidado poner la alarma para del día siguiente.

 La vida de Abril iría mucho, muchísimo mejor si tan solo, hubiese dormido una cantidad de horas decentes, para mantenerse despierta por el resto del día. 

 En resumen, la vida de Abril iría mucho mejor si tan solo Abril no hubiese nacido. O bueno, eso era lo que pensaba ella mientras corría apresurada por los pasillos del instituto, empujando a cualquiera que se le cruce en el camino, sin una pizca de arrepintiendo. 

 Porque estaba llegando diez minutos tarde a su primera clase del día, que no era nada más y nada menos que la culpable de su desvelo, sus lágrimas de madrugada, sus ganas de atentar contra su vida y el que solo pudiese dormir cuatro horas (que para la rizada se sintió como cuatro minutos). 

 Por lo que eso también quiere decir que se perdió la reunión que tenía con la Señorita Rubí. Mientras iba en el auto de Max le mandó un mensaje a la pelirroja para que le avisara a la maestra que no podría ir a la reunión por problemas personales.

 Esa era la excusa de siempre "problemas personales" nadie hace preguntas y todos te creen. Esa mentira está en el puesto 3 del top 5 Mentiras que puedes decir para sacarte de líos de la Rizada. Pero está bien, hay que regresar al problema inicial.

 Con poco aliento y el corazón latiéndole a mil por hora pudo llegar hasta la puerta del salón, se tomó unos segundos para recobrar aire y recomponerse, rápidamente se arregló el cabello y la mochila. Tomó el pomo de la puerta y entró. 

 A la mierda todo.

 La maestra ya se encontraba dentro dictando su clase, la mirada de todos se posa en la rizada, hasta helada y jugadora de la maestra de Literatura. Antes de que Abril pudiese excusarse, la maestra habló. 

 — Señorita Wilson, la clase empezó hace doce minutos ¿A qué se debe su tardanza? 

 — Lo sé, enserió, lo siento, pero antes de venir tuve algunos problemas personales que enserió se llevaron todo mi tiempo— miente, y para agregarle más validez a su pequeña mentira, la rizada cambia su expresión a una de arrepentimiento y susto.

 La maestra camina hasta ella y se posa enfrente, un poco preocupada de ver a su alumna de ese modo. Quién lo diría si tiene sentimientos. 

 — ¿Se encuentra bien, señorita Wilson? 

 — Sí, sí, estoy bien, pude solucionar el problema, no se preocupe, ¿puedo sentarme? 

 — Está bien, puede ir a sentarse, pero espero que no se vuelva a repetir.

— Sí, sí, tranquila, no volverá a suceder. 

 — Ya recogí todos los trabajos, falta el suyo. 

Abril asiente en respuesta y busca en su mochila el folio en donde guardo el trabajo, el culpable de que no haya dormido de una manera decente, y se lo entrega a la maestra.

 — Ya puedes ir a sentarte.

 Y sin que se lo repitan, la rizada ya estaba escabulléndose hasta llegar a la silla y sentarse al lado de Olimpia.— Pensé que nunca ibas a llegar.

Tu Boca Con Sabor A CerezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora