-¿que estás haciendo aquí?- cuestionó el mayor. Debía ser una broma proveniente de su cabeza de muy mal gusto.
Si bien había tenido parejas como lo había hecho Namjoon, jamás pudo encontrar alguien que pudiera rellenar ese pequeño pero gran espacio que el de cabellos morados había dejado en su corazón.
Era como si su lobo se rehusara a amar a cualquier otro alfa, beta o lo que sea. Todos los malditos días de todos y cada uno de los años, su omega no dejaba de recordarle que en alguna parte del mundo, probablemente Corea del sur, estaba allí su tan bonito y protector hombre.
-negocios- dijo el menor, siendo esto lo único saliente de sus paspados labios por el estrés.
-oh, entonces que gran coincidencia encontrarnos aquí, ¿no?- el leve acento francés que combinaba el habla coreana del ahora rubio lo tenía algo mareado.
¿Era él acaso? ¿el Kim Seokjin que siempre había conocido? pues estaba muy cambiado que estuvo a poco de creer que se trataba de otra persona. Pero fueron sus maravillosos ojos, esos rosáceos y gruesos labios, su perfilada nariz y su riquísimo olor a frutillas con crema y ¿maní? que lo llevaron a su dulce omega.
-ha pasado demasiado desde la última vez que te vi, Jin- habló finalmente. El menor abrió sus ojos, ¿la voz de Namjoon siempre había sido tan grave?
Le gustaba. También le resultaba interesante como la altura del de cabellos morados casi grisáceos era superior a la propia.
Oh, y claro que no pasaría de largo su vestimenta. Se veía de lejos que había seguido la palabra de su padre y se había convertido en un abogado, propio de la familia Min.
El olor a incienso y cacao seguía allí, pero ahora eran acompañados por un leve aroma a limón que no recordaba haber olido antes. Debía tratarse de un perfume normal que cualquier persona se aplicaba, ¿no?
-si, ha pasado mucho desde... esa vez- susurró esto último más para sí mismo, pero Namjoon no pasó de largo ni el comentario, ni el bonito color carmín que pintaba los pronunciados pómulos del omega.
Tan sexy pero a la vez tan inalcanzable.
Se preguntaba si el mayor había conseguido una novia.
O novio.
Se quedó embobado con los labios del pelirrubio, tanto, que a Seokjin se le hizo evidente que estaba siendo observado por ese par de ojos que simplemente le volvían loco.
Iba a cometer una locura, lo tenía por sentado. No tenía idea de la situación amorosa del contrario, pero el solo necesitaba recordar aquella cercanía cuando tenían solo quince y dieciséis años. Sentía aquella tensión característica que habían compartido en el cuarto del alfa, justo antes de besarse y sentir a sus lobos plenamente buscando más contacto.
-recuerdo haberte mandado un mensaje esa noche... donde, bueno, ya sabes- explicó crudamente, avergonzándose de lo que decía y excluyendo cualquier información que le fuera útil al menor.
Sin embargo Namjoon sabía muy bien de que hablaba.
"Si los quieres repetir cuando nos veamos no tengo drama"
Antes de que el ascensor pudiera cerrarse, el de pelos morados salió de allí rápidamente y le tomó de su angosta cintura, atrapando en un apasionado beso a los gruesos belfos del omega, quien correspondió y jadeó tras haber sido acorralado en la pared. Abrió sus piernas por instinto y los fuertes brazos del menor le tomaron por los muslos, levantándolo y posicionando la ancha espalda del pelirrubio contra la pared. Sus bocas se buscaban desesperadamente, los chasquidos y sonidos sucios que transmitían sus lenguas al rozarse y tocarse eran el punto de partida de aquel inesperado encuentro.
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Peach and Mint [Yoonmin]
FanficMin Yoongi regresa a la casa de su familia por unos meses tras finalizar su tercer año de producción musical. ¿Quién diría que aquel alfa el cual no sentía nada por nadie terminaría enamorándose del pequeño y tierno omega alias hijo de los empleados...