Deseo

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Narrador

-Ya le escribí a Emilio, así que tranquilo, vas a poder dormir en una cama decente- informa el rubio mientras se recuesta en la cama frente al ventanal. El aire atraviesa la habitación haciendo que la cortina de tul vuele dentro de la misma, el ruso se quita la playera e Iván no puede evitar posar la mirada sobre los abdominales de su amigo, Boggi se recuesta al lado de Iván y empiezan a tontear, bromean sobre quien sabe que estarán haciendo sus amigos pues al parecer todos encontraron con quien pasar la noche menos ellos.

-Aaron se lo tenía muy escondidito, ¿no crees? - cuestiona Boggi

-Creo que hablan desde hace un tiempo, vi como lo etiquetó en algo hace unos días, pero no le veo futuro, espero que no lo lastime, es un buen chico nuestro mexicanito- Iván encoje los hombros, Boggi sonríe negando con la cabeza

- ¿Qué? – el rubio frunce el ceño

-Pues que todos se ganaron su noche loca, hasta Emilio y nosotros aquí- suspira el ruso mientras clava la mirada en el televisor, sonríe para sus adentros porque sabe que podría meterse a un camino de no retorno con su amigo, aprovecha que el alcohol lo mantiene valiente.

La confianza en su amistad es como con nadie más, se han confesado sus más grandes sueños y sus peores miedos, con nadie se sienten más cómodos que con el otro. Así que Iván no tiene que pensar mucho para enderezarse y acercarse a Boggi despacio.

-Entonces crees que todos se divertirán menos nosotros? – Iván se recarga en el hombro del ruso y sus cuerpos se tensan de inmediato, la burbuja de tensión podría acaparar toda la habitación si problemas.

-Bueno, no es que no nos divirtamos- saca el celular e intenta verlo, Iván rueda los ojos porque por primera vez no tiene ganas solo de jugar.

-Divirtámonos- susurra el rubio en la oreja de Boggi mientras le arrebata el celular de la mano y sale disparado al balcón, el ruso no repara en su piel "chinita" pues va detrás de Iván.
En el balcón se "persiguen" o lo intentan en ese espacio de 6x3, hasta que quedan frente a frente con el celular detrás de Iván
-veamos que tienes aquí- se da media vuelta y simula ver el teléfono de su amigo. Boggi no lo piensa y pasa uno de sus brazos rodeando a Iván intentando recuperar el móvil, la otra mano la posa en las caderas del rubio y la tensión crece estratosféricamente, Iván voltea por fin y quedan a centímetros, ambos pueden percibir la respiración agitada y se miran a los ojos con una pasión que no pueden describir, sienten como sus cuerpos tiemblan de miedo pero desean que el otro haga el primer movimiento, podrían quemarse con la mirada, se miran los labios acercándose y el corazón les late como si estuvieran en verdad quemándose; así lo sienten.

Emilio's pov

Siento mi ceño fruncido, la pantalla brilla frente a mis ojos con Iván diciendo que por favor me quede con Danielle hasta mañana porque la habitación de Boggi está ocupada ¿Qué carajos? Y abajo un mensaje de Danielle

-Hola, Emi. Te estuve buscando donde me dijo Iván que estabas, pero fracasé ☹, estoy en la habitación 533 por si quieres venir a pasar el rato, ¡te espero! –

La voz de Jimena capta mi atención - ¿todo bien? – encuentro sus ojos confundidos, esos que tantas veces tuve así de cerca ¿es normal que quiera abrazarla de la nada? Extraño su calor

-Sí, no es nada- sonrío – gracias – vuelvo a decir y la confusión regresa a su rostro, va a abrir la boca, me adelanto
– por haber hablado, no importa que haya sido años después, necesitaba esto- y vuelvo a sentir las lagrimas acumularse en mis ojos, con ella soy el Emilio más sensible que he conocido. Ella se levanta en un movimiento de la cama. ¿Acaso dije algo mal? La miro confundido

-También lo necesitaba- dice mientras abre sus brazos en señal de abrazo, siento mi corazón salirse del pecho, no lo pienso ni un segundo, me levanto y la tomo entre mis brazos. A pesar de que mi corazón saldrá disparado de regreso a España, por primera vez en mucho tiempo me siento en calma y con una seguridad indescriptible. La acerco lo más que puedo a mi cuerpo, ella esta de puntitas y yo con las rodillas un poco flexionadas, siento su respiración en mi cuello lo que me hace enterrar mi cara en el de ella y presionar su cintura con mis brazos fuertemente, tengo miedo de estarla incomodando por la fuerza, pero no se queja así que cierro los ojos disfrutando de su característico olor a coco deseando quedarme así para siempre sin importar lo ridículo que parezca mi deseo. La siento soltarse así que aflojo mi agarre suspirando, meto mis manos a los bolsillos del traje mientras digo

-Bueno, al parecer no tengo donde dormir- suelto encogiendo los hombros, su cara de extrañeza no tardó en asomarse

- ¿Por qué? Pero ahí está Iván, ¿no? No entiendo – dice Jimena con la cara desencajada, me da tanta ternura

-Era Iván – digo sacando el celular – Dijo que no puedo volver porque todas las habitaciones están ocupadas – sonrío forzado – Así que tengo que buscar una nue...- me interrumpe

-Quédate aquí – dice convencida

- No, no, ¿cómo crees? – digo mientras buscó mis zapatos, ¿me quiero quedar? Sí ¿debería? Probablemente no, veo como Jimena se agacha y toma uno de mis zapatos y lo "esconde" detrás de su espalda

-Quédate, no pasa nada- insiste – A parte no te puedes ir descalzo- sonríe triunfadora, no puedo concentrarme viendo esa sonrisa dándome cuenta de que sonríe para mí, después de tantas noches pensando en que ya nunca me sonreiría así. Me acerco para intentar arrebatarle el zapato, jugamos y termino persiguiéndola hasta la puerta de su habitación, ella queda de espaldas jadeando y yo impidiendo que siga corriendo, nuestros ojos chocan y una vez más es como si decenas de corrientes eléctricas cruzaran mi cuerpo terminando en mi abdomen, hace tanto que no sentía las famosas mariposas, mi respiración se agita, la de ella también.

-Ya, te vas a quedar, no pasa nada, neta- suspira restándole importancia, voy a aceptar.

-Está bien, me quedo, gracias Jime- la vuelvo a mirar, mi mente me sigue jugando chueco porque no puedo parar de pensar en mil formas de pegarla a la pared para besarla todo lo que no la he besado estos años, debo tranquilizarme. Ella habla

-Bueno, ten – extiende mi zapato mientras da un paso, estamos tan cerca que puedo sentir esa tensión que he sentido tantas veces cerca de ella, me mira y sé que la he sentido también.  -gracias- susurró, tomó el zapato y me muevo para dejarla pasar. Las mariposas siguen revoloteando dentro de mi estómago, tantas emociones en poco tiempo me van a matar.

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Omg, un capítulo un poco acalorado ¿no creen? perdón por tardarme pero estos días estuve ocupada. Espero compensarlos con otro más estos días!
Cuéntenme que creen que pase? Y qué tal les parecieron estos encuentros? Jaja Amo leerlxs!

Verte volverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora