Perdón

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Jimena's pov

En cuanto escucho a Emilio cerrar la puerta una burbuja de incomodidad inunda el pasillo de mi habitación ¿en qué momento terminamos en esto?
-Voy a lavarme las manos- anuncio

-Ok- dice, escucho la botella que traía caer en el bote cerca del armario, cuando voy a salir él entra en el baño, nos miramos a través del espejo un segundo y como si fuera una película miles de flashbacks de nosotros frente a espejos llegan a mis recuerdos; Cancún después de jugar con la regadera de teléfono y mojarnos todos, mi casa mientras nos tomábamos millones de fotos, persiguiéndonos por toda la casa en cdmx. No sé cuánto ha pasado ni como me moví, pero ya estoy en mi cama, la única cama de mi habitación, un pensamiento fuera de lugar cruza fugaz, pero logro desvanecerlo pues escucho a Emilio salir del baño.

-Me mojé la cara también- avisa cuidadoso, observo el mechón rubio pegado a su frente, Emilio rubio es guapísimo, nunca lo había visto en persona con su tono natural

-Está bien, siéntate voy a cambiarme- escupo mientras camino por toda la habitación para regresar al baño, tomo unos shorts de mezclilla y una playera oversized - ¿quieres algo para que estés más cómodo? - pregunto, me arrepiento un segundo después de cerrar mi bocota ¿Qué clase de pregunta es esa, Jimena? Piensa dos segundos antes de hablar, te lo suplico.

-No, estoy bien- me sonríe, siento mi cuerpo derretirse después de ese gesto no sé si de amor o miedo, supongo ambas ¿Qué haré con Emilio aquí? Hablar de todo supongo, me encierro en el baño para quitarme el vestido rojo.

Cuando salgo lo encuentro sentado frente a la cama en un sillón afelpado y sin zapatos, me siento en la cama y prendo la televisión

- ¿tomaste mucho? - Pregunta mientras cruza los brazos sobre su pecho recargándose en el respaldo

-algo, pero nada para alarmarse, no como otros- sonrío para que entienda que me estoy burlando de una forma no hiriente. Él suspira.

-Que he sido imbécil, hacía tanto que no tomaba como hoy, que vergüenza- dice mientras sonríe apenado negando con la cabeza

-Nunca te había visto así- encojo los hombros

-He adquirido hábitos que no conoces, pero emborracharme no es uno de ellos, solo ha sido cosa de hoy- dice muy serio

-Pero bueno esta cosa de hoy nos trajo a estar aquí- siento el calor subir por mis mejillas y viajar por todo mi cuerpo hasta asentarse en mi abdomen. Veo como Emilio aprieta la quijada y su semblante aleja cualquier indicio de sonrisa.

-Tienes razón, supongo que nunca fuimos valientes para hablar- sus ojos se clavan en mí, encuentro culpa en ellos que me contagia en un segundo

-Éramos muy jóvenes, bueno, más jóvenes- corrijo porque me niego a que mi juventud se haya acabado con 22, vuelvo a hablar -debo disculparme, porque hice tantas cosas que estuvieron mal- siento un nudo en la garganta que no me deja continuar. El ambiente se torna extraño, como si ambos supiéramos lo que vamos a decir y nos entendiéramos, pero esperando a que el otro lo diga en voz alta.

-También te debo una disculpa, la líe horrible contigo- dice con un tono de voz que jamás le había escuchado -fui un gilipollas, y el miedo a ser vulnerable...- traga fuerte, veo como sus ojos se llenan de lágrimas. -Nuestro trabajo, el ship, nunca quise hacerte daño- se limpia la lágrima que resbalaba por su mejilla. De pronto es como si esa disculpa me bastara, quisiera salir a abrazarlo. Sé que tengo que hablar

-Nunca quise darles una explicación, darte una explicación, sinceramente todo este tiempo tuve miedo de verte a los ojos y no ser tan fuerte de cumplir mi palabra de alejarme- las palabras se atoran en mi boca y siento mi corazón explotar, mi respiración se acelera. Sé que en nada todo me empezará a dar vueltas, trato de respirar lo más tranquila que mi cuerpo me permite, hace tanto que no me pasaba algo así, detengo mi cien con la mano derecha.

Siento como Emilio se mueve en el sillón, pero no me doy cuenta de que se acerca hasta que escucho su voz

-Jime, está bien, respira conmigo- dice y recuerdo las veces que en el pasado me ha ayudado a no tener un ataque -Inhala, exhala, inhala, exhala- sigo su voz durante un par de minutos hasta que mi respiración vuelve a la normalidad. Alzo la mirada y lo veo a una distancia prudente, sus ojos preocupados me ablandan el corazón, verlo así me recuerda al Emilio sobreprotector que es cuando la gente le importa ¿aún le importaré o solo no quiere presenciar mi muerte?

Narrador

Jimena pudo tranquilizarse y ambos repararon en el hecho que después de tanto estaban hablando, podían decirse todas esas cosas que los dañaron y aunque tenían miedo sabían que era el momento de sacar todo.

- Nunca supe cómo decirte lo de Eli porque no creí que fuera a volver a mi vida de esa forma, fue mi culpa que te enteraras de la peor manera- el rubio habla con el corazón en la mano, pero muriendo de miedo de tener que admitir que para él ninguna ha sido como Jimena, que ninguna lo ha hecho sentir como la mexicana que posa sus ojos café sobre los de él.

-Estaba dolida, por eso hablé tan enojada sobre ti, dije cosas que en su momento pensaba por la situación que estábamos viviendo, nunca de la persona que eres en general. Me equivoqué al contar eso a las personas incorrectas, perdóname- una lágrima rueda por la mejilla de Jimena mientras confiesa en voz alta reconocer que no debió tener esas conversaciones, Emilio se acerca y levanta su barbilla con la mano, cuando sus cuerpos se tocan es como un remolino de emociones para ambos que por ahora pueden evitar, lo que no pueden evitar es la electricidad que corre por sus cuerpos cuando entran en contacto, ya habían olvidado lo que causan en el otro.

-No fue tu culpa que la gente loca nos haya querido lastimar - él sonríe con nostalgia
El tono del WhatsApp los distrae, Emilio revisa confundido las notificaciones que brillan en su pantalla.

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Hola! Debo confesarles que este capítulo me costó trabajo, quise hacerlo lo más real posible. Cuéntenme que les pareció y que creen que digan los mensajes en el cel de Emilio?
¿Que es lo siguiente que creen que sucederá? Lxs leo!

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