Capítulo 05: Parte 2

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Rachel intentaba seguirle el paso a su compañero, pero entre los zapatos de tacón alto que había decidido llevar esa mañana y el suelo pedregoso, era una misión difícil de conseguir. Se estaban dirigiendo a la entrada de aquel complejo de lujosas viviendas que se parecía a una fortaleza privada, para hablar con el guardia y conseguir algún dato que los llevara a descubrir quién había enviado la caja.

—¡Styles! ¿Sucede algo? —preguntó Rachel mientras caminaba un par de metros detrás de él.

Harry se detuvo para permitirle alcanzarlo y lanzó un soplido.

—Reconozco esa mirada —dijo ella y se puso a su lado—. Estás preocupado y creo saber por qué.

—¡Debería haber aceptado mi sugerencia de abandonar este lugar y marcharse con su hermano! —despotricó. No quería estar enfadado, pero la impotencia y la inquietud eran dos sensaciones que solo lograban alterarlo.

—¡Cálmate, Harry! —Le dio una palmadita en el hombro.

—No puedo, Rachel. Sabes mejor que yo, que lo que ha sucedido no es un hecho aislado, incluso antes de obtener las pruebas necesarias para confirmarlo.

—Veo que al menos tu olfato detectivesco sigue intacto; lamento decirte que no puedo decir lo mismo de tu objetividad.

—¿Qué diablos quieres decir con eso, Parker? —Su rostro se contrajo y formó unas arrugas alrededor de sus ojos.

—Soy mujer, Styles.

—¡Eso ya lo sé!

—Y como tal, puedo percibir ciertas cosas que los hombres pasan por alto.

Harry hizo un gesto mientras levantaba ambas manos.

—¿Y?

—Me he dado cuenta, por ejemplo, del modo en que la miras. —Estudió la reacción de su compañero.

—No la miro de ningún modo en especial —refutó y detuvo su andar—. Solo... solo me he quedado impactado por el parecido de Elizabeth con las víctimas.

Mentía y lo hacía deliberadamente.

—¡Vamos, Harry! Ya sabías lo de su semejanza con las tres chicas muertas, ¡hasta has visto su foto en el expediente del caso de su secuestro!

—Sí, pero verla en persona es una cosa muy diferente —se justificó.

—Sí, claro, sin duda lo ha sido. —Rachel asintió con la cabeza un par de veces.

—Mira, Parker, esta conversación no tiene sentido y no nos lleva a ningún lado. —Reanudó la marcha—. Será mejor que hablemos con el guardia y veamos si podemos conseguir las cintas.

—Sin una orden, lo veo difícil.

—Esperemos que ponga un poco de buena voluntad.

Se presentaron al guardia y le hicieron algunas preguntas. Les contó que, muy temprano esa mañana, un niño que paseaba en su bicicleta había aparecido con el paquete que, según decía, debía entregar en persona. Les dijo también que nunca lo había visto antes por allí, por lo que dedujeron que no vivía en aquella zona. Cuando le pidieron la cinta de video de esa mañana y el guardia les dijo que la cámara se había estropeado el día anterior, se desanimaron y no tuvieron más remedio que contar solamente con lo que los ojos de aquel hombre, ya mayor, habían visto. Rachel anotó la descripción del niño y aunque sabían que sería como buscar una aguja en un pajar, debían aferrarse a cualquier indicio para lograr avanzar en la investigación.

(...)

—¿Seguro que vas a estar bien, hermanita?

Lo que menos deseaba Elizabeth era preocupar a su hermano mayor. Prefirió mentirle solo para tranquilizarlo y evitar que nuevamente se convirtiera en su sombra.

Nomeolvides | H.S.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora