Capítulo 15: Parte 1

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Elizabeth bajó hasta el segundo piso y, cuando la puerta del montacargas se abrió, Rachel Parker caminaba hacia el loft de Harry.

—Detective Parker —la llamó—. Acabo de verla por la ventana.

Rachel alzó las cejas.

—¿Desde dónde me has visto?

—Desde el tercer piso. —Notó el desconcierto en el rostro de la mujer—. Tengo mi taller de pintura allí —explicó.

—¿De veras?

Elizabeth asintió mientras caminaba hacia la puerta.

—Harry ha alquilado el lugar para mí. —Se volvió para mirarla—. Pase.

Rachel entró. Seguía más sorprendida que antes; Harry no le había mencionado nada al respecto. Se preguntó cuántas cosas más había preferido callar su compañero.

—Busco a Harry.

—No está —respondió Elizabeth—. Esta mañana me ha dicho que tenía una reunión importante y que no regresaría hasta la noche. Creía que estaría con usted.

—No, no ha aparecido por la comisaría y no he podido localizarlo; por eso he venido hasta aquí. —Echó un vistazo al interior de la vivienda.

—¿Es extraño, no cree?

Rachel estaba de acuerdo con Elizabeth y comenzaba a preocuparse, Harry no era la clase de persona que desaparecía y no decía nada de su paradero.

—¿No te ha dicho dónde estaría?

—No, solo que tenía una reunión; he deducido que estaría con usted. —Estaba intranquila, la detective le había trasmitido su preocupación.

—Puedes tutearme, Elizabeth —le dijo—. Después de todo tenemos casi la misma edad.

Elizabeth esbozó una tibia sonrisa, no se atrevió a decirle que prefería guardar un poco de distancia con ella.

—¿Quiere... quieres tomar algo? —Caminó hacia la cocina—. Puedo preparar un poco de café.

—Me encantaría —contestó mientras la seguía de cerca.

Elizabeth preparó dos tazas de café y las colocó sobre la encimera. Se quedaron en silencio sin saber qué decir; la tensión entre ellas era evidente. Elizabeth no podía imaginarse de qué podían conversar. Era obvio que tenían un tema en común y ese era Harry Styles, pero no estaba dispuesta a discutir ese asunto con ella. La observó mientras se ponía dos cucharadas de azúcar y revolvía su café con lentitud. De pronto, Rachel Parker levantó los ojos y Elizabeth notó su mirada inquisidora.

—¿Puedo hacerte una pregunta?

Elizabeth se encogió de hombros.

—Supongo que sí, tú eres la policía aquí.

—¿Qué tienes en contra de mí?

Elizabeth se atragantó con el café caliente.

—¿Perdón?

—Has entendido muy bien la pregunta, Elizabeth —dijo con tranquilidad—. Sé que no te caigo muy bien y quisiera saber el motivo.

Elizabeth dejó la taza encima del plato y buscó en su mente una respuesta convincente a aquella pregunta, aunque sabía que Rachel obtendría de ella la verdad. Después de todo, era policía y sabía hacer muy bien su trabajo.

—No es así. —Hizo una pausa mientras pensaba lo que estaba a punto de decir—Estaba convencida de que era yo la que no te caía bien a ti.

Rachel sabía que Elizabeth estaba tratando de confundirla para no contarle realmente cómo estaban las cosas.

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