Capitulo 11

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"A veces las fachadas bonitas, son solo eso fachadas"

Lo primero que hizo Taehyung, nada más abrir los ojos fue soltar un ligero gruñido cuando su vista recayó en el despertador que marcaba las 6:00 Am. Era sábado, podría decirse que ya sabía que sería fastidioso, porque podía escuchar los pasos en el pasillo de la casa que daba su madre. Y ese escaso olor a perfume de rosas, ociosamente empalagoso que se echaba encima, alguna vez pensó en decir algo al respecto del horrendo olor, pero tuvo que morderse la lengua. Su madre no era una mujer a la que le gustaran las opiniones.

Se puso un brazo sobre la cara soltando un suspiro cansado, entonces lo escuchó. Ese tintineo ruidoso e irritante que le hacia recorrer un escalofrío por toda la espalda en menos de un segundo.

En instantes estuvo levantado corriendo hacia el baño, duchándose y vistiéndose en tiempo récord para bajar.

Cuando llegó al comedor su madre ya estaba ahí, perfectamente vestida, con un elegante traje femenino de dos piezas en color rojo y un fuerte bermellón en sus labios delgados, los cuales se curvaron en una mueca al verlo parado a un lado de la mesa del comedor sin decir nada.

Revisó su caro reloj de muñeca.

—El levantarse temprano es una virtud Taehyung —le recriminó — tuve que llamarte para que bajaras—volvió a decir con desdén mientras pinchaba con su tenedor un trozo de fruta de su plato.

Taehyung se mordió el labio.

—Lo sient-...— pero fue interrumpido por el tintineo de una campana.

—Creo siempre haberte dicho que disculparse es para los perdedores—el tono de reproche hizo bajar la cabeza al rubio— eres un desastre, ¿siquiera te arreglaste para bajar? No sé que te pasa últimamente Taehyung ¡Por dios! Has visto tu cabello, tus raíces se ven ¿y qué es lo que llevas puesto? Parece como si yo no te comprara la mejor ropa del mercado— sentenció con molestia.

—Y-yo...— el nervioso tartamudeo hizo resoplar a su madre mientras sonaba la campana, esa odiosa campana que Tae odiaba con su alma.

—¡Calla! No quiero oírte— la mujer hizo su silla hacia atrás mirando con molestia a su hijo— espero que te arregles para esta noche, organizaré una fiesta. Todos mis amigos vendrán y no quiero que luzcas como un miserable pobretón, recuerda Taehyung eres mi hijo, el hijo de Kim YungKi por ende debes comportarte y lucir hermoso. No espero menos que eso.

El adolescente se encogió en su sitio, mientras escuchaba los tacones de su madre acercarse, con resignación asintió. Un frío roce se paseó por su mejilla como una falsa muestra de cariño de la mujer.

—Nos vemos en la noche.

Fue la seca despedida.

Una gran exhalación fue lo que soltó después de escuchar la puerta cerrarse, miró la mesa del comedor con ojos vacíos, fijándose en aquel objeto con el que su madre lo hacia comportarse. Una campana.

Taehyung desde que tenía uso de razón, siempre fue alabado por las personas con las que se codeaba su madre, obtenía lo que quería y era mimado con cosas materiales, si, pero solo si obedecía. Desde pequeño, su progenitora fue severa en cuanto a la obediencia de su único hijo, aunque más que un hijo, Taehyung era tratado como una mascota. Un objeto, un trofeo los suficientemente llamativo para encajar en la vida lujosa repleta de champán y fiestas de YungKi.

La vida después de la popularidad (KookV)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora