06.

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Estaba sentado en mi escritorio tecleando unas cuentas cosas en mi computadora para ya poder irme a casa. Mi espalda dolía y mis ojos querían cerrarse, estos días me estuve levantando sin energías y tenía unas cuantas ojeras.

- ¡Joaquin! - gritó Lis, ella era mi única amiga en el trabajo, una linda castaña con una sonrisa amable y amigable, ella también era secretaria, solo que su espacio de trabajo estaba en un piso más bajo que el mío.

- ¿Qué pasó, Lis? porque vienes tan exaltada - su pecho subía y bajaba rápido, y se le dificultaba un poco respirar. - ¿Estas bien?

- No - agito su mano para darse aire a si misma - Ni-Ni-

- Ni-Ni ¿Què? Habla bonito Li

- ¡Niurka Marcos acaba de llegar a la empresa!- dijo fuerte - okey, ya dije.

Mis ojos se abrieron en grande, cuando esa mujer venia a la empresa es que algo iba a pasar sea bueno o malo. Todos teníamos que darle completo respeto, un mal movimiento y acabamos en la calle.

Los Marcos era liderado por ella tenia sumo poder ante los empleados y hasta por su propio hijo.

- ¿Qué haces ahí parada Lis? anda tu piso.

- Sí, pero avisarte y también y... - apuesto a que me pedirá algo - me prestas una coleta... ya sabes como es la señora Marcos con eso y tú debes tener muchas por Can

- Creo que tengo uno.

Abrí un cajón de mi escritorio, le saque un coleta.

El cabello de Lis era algo largo, pero pudo hacerse un moño alto aunque pequeños cabellos rebeldes se escapaban del moño.

Escuchamos el elevador abrirse...

Al frente estaba Niurka, atrás venían Magaly y Emilio y otras personas que no conocía.

Lis y yo agachamos la cabeza y saludamos

- Buenas tardes señora Marcos.

- Buenas tardes. - Se puso adelante de nosotros - Señorita Liseth, ¿acaso usted no es secretaria del señor Bracamonte?¡¿Qué hace aquí?!

-B-bue-e-no

- Deje de tartamudear y valla a su planta rápido, se le paga para trabajar no para andar de chismosa.

Lis se fue rápido, entrando en el ascensor, y vi sus ojos llorosos.

Paso de largo, ignorándome.

- Te dije que despidieras a ese chico, Emilio - Le decía Niurka al rizado, susurrándole, pero logre escucharla.

Ellos no dijeron nada mas, y entraron a la oficina de Emilio. Me senté en mi escritorio y solté el aire que tenia retenido en los pulmones, que tensión

Volví hacer lo que estaba haciendo, pasaron unos minutos y se escucho un grito de la señora Marcos dentro de esa oficina.

- ¡Quiero un nieto, ya!

Siempre Seré El Otro - EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora