Capítulo 7 - Cabras violadoras y primer día de clases

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1499 palabras, ¿no soy genial? Ojalá les guste :)

-     ¡Miren! ¡Es un mono! – exclamó emocionado Duncan.

-         Eso no es un mono, es un espejo. Te estas viendo a ti – bromeé. Él me sacó la lengua, gesto el cual yo imité.

El viaje de cinco minutos en auto se me hizo más que eterno. Resulta que Tyler tiene un problema con los gases, si se tira uno, mueres.

 

Nada de que preocuparse

Yo estaba muy tranquila escuchando música en mi celular, cuando el oloroso pedo del chico hizo que casi me desmayara, a Joey le dio un casi-pre-infarto haciendo que casi nos chocáramos con un camión que venía en dirección contraría. Me sorprende decir esto, pero Duncan fue nuestro “salvador”. Al parecer, cuando se percató que Tyler estaba a punto de lanzar su “bomba atómica”, se tapó la nariz. Y cuando nuestra muerte estaba tan cerca, tomó el volante.

Imagínense esto:

Tyler, desde el asiento del copiloto, se tira un gas.

Joey, en el asiento del piloto, le da un casi-pre-infarto.

Aaron, desde la parte trasera (detrás de Joey), comienza a gritar.

Cameron, desde la parte trasera (detrás de Tyler), se desmaya.

Duncan, al lado de Cameron, se estira para llegar al volante.

Yo, al lado de Aaron, tapándome la nariz por el olor y con el trasero de Duncan enfrente mío

Lo sé, extraño.

Esto hubiera estado buenísimo para subirlo a Youtube: “Pedo al estilo Tyler: locura en el auto” o “Efectos de los pedos de Tyler Gómez” Seríamos la sensación de Internet.

Literalmente, cuando baje del auto, besé el suelo y grité “¡Tierra, al fin tierra!”

Al entrar, compramos unas bebidas y unas golosinas y comenzamos a observar, acariciar e incluso dar de comer a los animales.

-         ¡Ayuda! ¡Esta cabra me quiere violar! – el grito de Aaron hizo que regresara a la realidad.

Una cabra (que al parecer se escapó de su jaula) estaba mordiéndole el pantalón a mi amigo.

-         Tranquilo, tal vez solo quiere un amigo – propuso Cameron.

-         Un amigo especial – murmuró Tyler, le di un golpe en la nuca.

-         ¡Oigan imbéciles! ¡Sigo aquí! ¡Y con una cabra acosadora mordiéndome el pantalón! – llamó Aaron.

-         Joey, ayúdalo – ordené.

-         ¿Qué? ¿Por qué?

-         Porque yo lo digo – rezongué poniendo los brazos en jarra.

-         ¿Y quien eres tú? ¿La reina de Inglaterra?

-         No, tu prima, y también la chica que es cinturón negro en karate.

Me voyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora