—Aquí tienes —me sonrió Frank entregándome mi bebida.
—Muchas gracias
La verdad que se habían lucido con este baile. Todo estaba decorado de los colores rojo y blanco, incluso las luces eran así. Corazones y pétalos de rosa decoraban las paredes, y del techo colgaba una hermosa araña. La música era la típica de los bailes, pero lo que más me gustaba era el ambiente de amor. Apenas entramos, todo lo que pude observar era parejas felices, compartiendo palabras alegremente, algunas bailaban, otras comían, Frank y yo hacíamos un poco de todo.
Si les soy sincera, bailar no es mi fuerte, pero todo sea por el amor. La música no estaba a un volumen demasiado fuerte, sino a uno perfecto para un baile escolar. Frank tomó mi mano y me hizo bailar con él. Bailábamos cerca, pero manteniendo una distancia para poder ver su rostro, mejor dicho; su sonrisa. Era hermosa, y era verdadera.
Perdimos a los chicos en cuanto entramos, pero si les soy sincera prefería que fuera así para estar un poco de tempo sola con Frank.
Después de todo, es San Valentín, una época de parejas.
La música cambió drásticamente. Bien Samantha, concéntrate, es una canción lenta.
Frank tomó mi cadera, y yo enrollé mis brazos en su cuello. Me ponía nerviosa que sonriera todo el tiempo, pero al mismo tiempo me encantaba.
—¿Por qué sonríes así? —interrogué.
—¿Así cómo? —dijo inocentemente.
—Pues... ¡así! —dije sin saber como explicarlo.
—Me encantas —confesó sin más.
Luché y luché con la sonrisa que intentaba aparecer, pero fallé. Acerqué nuestros cuerpos abrazándolo y poniendo mi cabeza en su hombro.
—Tú también me encantas —susurré.
Al principio no pude reaccionar cuando me besó. Fue tan repentino que me hizo sonreír y besarlo de vuelta.
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Mis ojos no se cierran, por más que los haya obligado unas veinticinco veces ellos parecen ignorarme.
Lo voy a repetir una vez más, ciérrense y duérmanse...
La puerta se abre lentamente y pego un salto. Miro hacia allí y suspiro aliviada.
—¿Qué haces aquí? —murmuro.
—Quería ver como estabas, ¿por qué no duermes?
—No puedo —respondí recostándome nuevamente. Entonces se me ocurrió una idea— ¿Puedes quedarte?
Aún con la oscuridad, vi su gran sonrisa y su mirada pícara.
—No eso, asqueroso —negué divertida— Ven — me corrí par que tuviera más espacio y le dí dos golpes a mi lado.
Sin objeción alguna se acostó, mientras yo me daba la vuelta. Sentí sus brazos abrazándome por la cintura y tomé sus manos.
—¿Mejor?
—Mucho —susurré.
—¿Sam?
—¿Si?
—Te quiero
Y estoy cien por ciento segura de que le susurré pequeño "Yo también" antes de quedarme dormida.
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¿Cómo rayos quieren que duerma si hay gente hablando?
—¿Debemos despertamos? —susurró Duncan.
—¡Por supuesto que sí, no pueden estar durmiendo juntos! —exclamó Joey.
—Ya cállate, Joey, déjame dormir —murmuré contra mi almohada y abracé más a Frank.
—No te acerques más a él, Samantha, te lo prohíbo —dijo imitando a un padre sobreprotector.
Sin mirarlo, le saqué el dedo del medio y pronuncié un "Fuera". Como hicieron caso omiso a lo que dije lo repetí lo más alto que pude. Salieron disparatados por las escaleras y rogué que alguno se cayera.
—Amo cuando te pones firme —admitió Frank abriendo los ojos.
—Idiota, estabas despierto
El río por lo que dije, se acercó y me besó.
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Corto, lo sé, pero juro que exprimí mi cerebro para este capítulo y la verdad que no estoy del todo conforme. Los siguientes los haré más divertidos, pero por favor tengan paciencia.
Si les gustó este mini-cap voten, comenten y eso que ustedes saben hacer.
Amarlos!
dreamerwriter123
ESTÁS LEYENDO
Me voy
HumorSamantha Matthew decide abandonar su amada Manhattan, para mudarse a Los Ángeles con su primo. Desde el divorcio de sus padres su vida ha sido un desastre. Por esta razón decide irse para comenzar una nueva vida. Cambiará su actitud ya que esta ante...