- ¿De verdad estás segura en hacerlo, Sam? – preguntó mi hermana como por decimoquinta vez.
- Si, Iara. Estoy segura – repetí como por decimoquinta vez cerrando mi valija – Soy un estorbo aquí, sobro por todos lados.
- ¡Tú no sobras, Sam! – exclama Iara – y lo sabes – dijo apuntándome con el dedo acusadoramente – todos estamos pasando por una etapa difícil con el divorcio de nuestros padres, pero no creo que irte sea la mejor opción.
- Pues yo sí lo creo. Irme sería la oportunidad para empezar de nuevo, junto a Joey. Ya lo he llamado y me ha dicho que estaría encantado de tenerme allí. Pero tranquila, vendré visitarte, también a Inés – dije abrazándola.
- Prométeme que vendrás para Navidad.
- Lo prometo – dije separándome de ella y sonriéndole.
De repente la puerta de mi habitación se abre, ambas giramos para encontrarnos con Inés.
- Sam, ha llegado papá. Está en el auto esperándote para llevarte al aeropuerto.
- Muy bien – dije tomando mis dos valijas y colocándolas a un lado de la puerta – Las voy a extrañara enanas – y abracé a mis hermanas.
- Nosotras más – dijeron al unísono.
Me separé de ellas con alguna lágrima que no pude contener. Tal vez tengan razón y que irme no sería la solución. Pero no me echaré atrás ahora. Ya está decidido. Me voy. Dejaré mi amada Manhattan, para mudarme a Los Ángeles, California.
Todo esto pasó por el divorcio de mis padres. Nada me está saliendo bien desde entonces. Por eso he decidido mudarme a L. A. con mi primo Joey, de 19 años.
Para mí irme es la oportunidad para comenzar una nueva vida en otro lugar. Irme no me afectará mucho, no dejo a nadie además de mis hermanas y mis padres. Aunque con mis padres hemos estado un poco distanciados, por el tema del divorcio. Claramente los quiero, porque son mis padres después de todo.
Bajé la gran escalera con mis bolsos en mano ayudada por las mellizas. Sé que las extrañaré demasiado, siempre fuimos muy unidas las tres. Nos dirigimos a la cocina donde se encontraba mi madre sentada en una de las banquetas de madera mirando su computadora. Al verme con las valijas en mano me dedicó una sonrisa tierna. Tomo sus grandes lentes negros y se los quitó, luego los apoyó a un lado de su laptop cuidadosamente y se me acercó a abrazarme.
- Te extrañaré, mamá – dije sincera.
- Igual yo, hija –me dijo mirándome.
- Vendré para la fiesta de Navidad.
- Te esperamos.
Le di un último abrazo a mi mamá y a mis hermanas susurrándoles un “adiós”. Salí de mi casa hasta el auto de mi padre, el cual se encontraba moviendo sus piernas agitadamente con su celular en mano. Sé que está nervioso y apurado. ¿La razón? Su trabajo. Me di media vuelta para saludar a mi familia con la mano. Pude notar como a mis hermanas se les escapaba una lágrima y no pude contener las mías. Mi padre bajó del auto y subió mis valijas a la parte trasera. Me sonrió y le sonreí, luego se subió al auto. Antes de subirme por la puerta del copiloto miré el cielo, de este caía nieve blanca como un huevo. Como extrañaré Manhattan, en especial la maravillosa nieve. Me subí al auto.
- ¡Hablaremos por Skype! – les grité a mis hermanas por la ventana. Ambas sonrieron.
De a poco fui viendo como mi casa se quedaba atrás, hasta poderla ver en el espejo retrovisor. De mi casa pasamos a la de Doña Luisa, la típica vecina anciana que se queja de todas las cosas que haces, en especial si pones la música a un volumen “alto”. Como ella es media sorda puedes poner el volumen a 2 y para ella es a 12324325, y les aseguro que no exagero. Luego pasamos a la de los Carusso, una pareja de adultos muy enamorados, demasiado diría yo, junto con sus hijos de 5 y 6 años. Ellos son, técnicamente, dos diablos que se escaparon del infierno y vinieron a joder a todo el vecindario, pero claro, sus padres los tratan como si fueran dos ángeles caídos del cielo. Después viene la de Don Carlos, un tipo viudo que se pasa todos los días sentado en el porche de su casa leyendo un libro, creo que ni siquiera va al baño. Empiezo a creer que somos la única familia normal en este vecindario…
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Me voy
HumorSamantha Matthew decide abandonar su amada Manhattan, para mudarse a Los Ángeles con su primo. Desde el divorcio de sus padres su vida ha sido un desastre. Por esta razón decide irse para comenzar una nueva vida. Cambiará su actitud ya que esta ante...