Hacía un día muy provechoso y nada común, pues en Wandel, todas las mañanas eran diferentes.
Desde temprano, se podía ver a los wandels en sus trabajos.
Algunos se dedicaban al comercio, vendiendo al por mayor sus pociones, otros practicaban y enseñaban hechizos a los más pequeños; y estaban los farishes, eran los pobladores más tradicionales del reino y vivían la gran mayoría en los bosques, apartados de los demás, esos se dedicaban a la medicina y a las curaciones.[Seele entra furiosa al palacio, mientras Faraón sigue tras ella]
––¿Lo sabías? ––pregunta ella. ––¿Desde hace cuánto tiempo pasa esto, Faron? Respóndeme. Porque no quiero pensar, que papá y tú me estaban reteniendo aquí para que no lo supiera.
––Seele, cálmate y explícame, por qué diablos, estás así.
––¿Vas a insinuar ahora que no sabes de lo que hablo?
––No estoy insinuando nada. Solo sé, que primero; te apartaste de la guardia real, dejándonos a todos muy asustados, y luego pasas fugazmente con tu caballo, delante de nuestras narices en dirección a palacio dejándonos, entonces, confundidos. ¿A qué juegas, Seele?
––Eso te pregunto yo a ti, ¿A qué juegas, Faron? ¿A qué clase de juego despótico están jugando papá y tú?
––¿Juego despótico?
––¿Confundido?
––Ya te dije que no sé de qué me hablas, deja la ironía.
––No sabes, simplemente tú, no lo sabes. ––repetí aun con más ironía.
°°°
Seele Herz
Mientras cabalgaba junto a mi hermano por el pueblo, pude notar a mi derecha, a varios pasos, a un mercader maltratando a un niño. No pude dejar pasar semejante injusticia por lo que me acerqué hasta ellos cautelosamente sin que Faron lo notara y cuando estuve frente al vendedor de frutos, me bajé de Brich, mi caballo; y pregunté con voz firme:
––¿Qué está pasando aquí señor?
––¡Oh Princesa!. ––exclamó haciendo una habitual reverencia.
––Le he hecho una pregunta. ¿Qué está pasando? ¿Por qué maltrataba a este niño? ¿Acaso no sabe que es un poblador de Wandel, igual que usted, por lo que tiene los mismos y hasta más derechos?
––¡Agh! Este no es un niño, es uno más de esos méndigos landronzuelos que vagan por ahí últimamente
––¿Méndigos? ¿Últimamente?––pregunté azorada.
En Wandel ningún niño pasaba por esto, no mientras mi madre estaba viva, o al menos, eso creía.
Aún confusa, me acerqué al niño y me ubiqué de forma tal que me encotrara a su altura.––¿Cómo te llamas? ––pregunté.
––Binzen, me llamo Binzen. ––respondió algo asustado. ––Por favor, no me mande a arrestar, le juro que no lo hago más.
––No te voy a mandar a arrestar, eso sería algo cruel e injusto, Binzen. Tienes un bonito nombre ¿Sabías?
Se encogió de hombros. ––Me lo puso mi madre, ella, está muerta. ––dijo tristemente, bajando su cabeza.
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Dos vidas, un destino [EN CURSO]
Fantasía¿Qué harías si toda la vida de un pueblo dependiera de ti? ¿Si al dejar de existir este, se extingue la magia? ¿Si para salvarlo tienes que sacrificar todo lo que amas y anteponer la vida de los demás a tus deseos? Seele Herz, la princesa más huma...