Capítulo 5

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Capítulo 5:

Esta era, una mañana muy agitada en Wandel.

Nada es común aquí. No lo olviden.

No existía un solo rincón que no haya sido ya registrado. Se había buscado en cada casa, cada puesto, cada lugar de el reino y la princesa seguía sin ser encontrada.

Tal vez, porque esto era lo que ella quería.

Todo el pueblo estaba muy asustado, el rey, preocupado; y los guardias no dejaban de expandir carteles y anuncios de recompensas por todo el lugar.

¿Qué sería de Wandel sin su amada princesa?
¿Qué pasaría si el día de la selección llegaba y ella no estaba presente junto a su hermano?

La peor tortura, era no tener una respuesta a esto. Nadie sabía lo que podía suceder. Por ello, era sumamente importante encontrar a Seele.

(...)

Mientras tanto, en el trono real, yace un rey con un semblante triste. Para él, en estos momentos su corona no es más que un adorno al igual que ese sobrenombre; Rey.

¿De qué sirve todo el poder y la inlfuencia si no puedo usarlo para encontrar a mi hija?

Las puertas reales de palacio se abren y se hacen sonar las trompetas. Alguien grita en el interior  ––"Su alteza real, el príncipe Faron, procede a entrar en la sala del trono".

Faron hace reverencia a su rey seguido de un: ––Padre...

––Hijo, ¿La encontraron?, por favor dime que tu hermana viene contigo. Ponle fin a mi sufrimiento.

Faron se aclara la voz y baja su cabeza ––Lo siento, mi señor. ––lágrimas brotan de sus ojos. ––Lo he intentado papá... lo he intentado y... no, no la he podido encontrar aún.

––¡Nooo! ––grita un rey furioso. ––Refuercen la guardia, dupliquen los horarios de búsqueda. Que nadie duerma, coma o descanse mientras mi hija no sea encontrada.

––Papá yo... hemos buscado en todas partes.

––¡No! No pudo haberse esfumado de la faz de la tierra, no pudo desaparecer así como así. No han buscado bien, es eso. ¿Cómo pasó esto? De solo pensar que pudo haber sido capturada o secuestrada... Encuentra a Seele, Faron.

––¿Crees que... hayan sido ellos?

––¿Quiénes otros? Por el amor de Dios, no puedo creer que aún te lo cuestiones. Fueron ellos, sí, lo hicieron para perjudicarme a mí, saben que mi punto débil son ustedes dos, y tú no eres blanco fácil, noo. Sí algo malo le sucede a mi hija, lo van a pagar con sus vidas, tienes mi palabra.

––Usted también tiene mi palabra, padre. La voy a encontrar. No sé cuánto tiempo me lleve pero...

––¡Noo! ––grita el rey. ––¡Encuéntrenla rápido! Tiene que haber un modo, tiene que... ¡Eso es! Busca al farishe real Faron. Hemos estado tan preocupados que nos hemos sumido en nuestro sufrimiento y nos hemos olvidado de que podemos recurrir a la magia. Adelante hijo, ya sabes qué hacer ¿Verdad?

Faron asiente. ––Sí padre. ––hace reverencia. ––Volveré pronto, con nuevas noticias.

––Ve hijo mío. Confío en que serán buenas noticias.

Dos vidas, un destino [EN CURSO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora