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Se conocieron en el bar, el mismo lugar y el mismo día que Chan conoció a Minho

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Se conocieron en el bar, el mismo lugar y el mismo día que Chan conoció a Minho. Para el oficial Seo Changbin fue difícil flirtear con el cachorro que le gusta que le rueguen. Y, de hecho, Changbin no le hubiese rogado si es que el muchacho no fuese tan lindo y adorable. Para Seungmin, el policía era una criatura hecha para provocar deseo y pasión en quien lo viese.

Surgió una curiosa amistad desde que se conocieron, y en pocas reuniones se volvieron cercanos, les gustaba coquetear un poco, pero nunca llegaron a enredarse entre las sábanas, aunque sólo era cuestión de tiempo.

Una noche en particular, Seungmin estaba en la cama de su recámara, en su departamento en el centro de Seúl, cuando un ruido en el lugar le llamó la atención, eran como pasitos cautelosos que repiqueteaban contra la madera del piso de la sala. La puerta de su habitación estaba cerrada, y hasta donde recuerda lo estaba también la de la entrada.

"No es nada, tranquilo", se dijo a sí mismo, pero sus pensamientos saltaron por la borda cuando algo se estrelló contra el suelo y causó un estruendo.

El joven tomó su teléfono y marcó el número de Seo.

—Cachorro, ¿qué necesitas? —inquirió el oficial con tono jocoso.

—Changbin, hay alguien en mi departamento.

—¿Qué?

—Escucho las pisadas de alguien en mi departamento.

—¿Hay alguien más contigo?

—Se supone que sólo estaba yo... Por favor, ¿podrías venir? —pidió con la voz rota en súplicas que sobrecogieron al policía.

—Estaré ahí en unos minutos, no salgas de tu cuarto.

La llamada se cortó. Seungmin se encogió en la cama con preocupación, la situación no le agradaba y le ponía en extremo nervioso. Por fortuna, sabía que la estación de policías no quedaba tan lejos, pero quizás el tráfico nocturno le jugase en contra. Los minutos pasaban y los movimientos fuera se continuaban escuchando, escalofriantes como en una película de terror. Revisó la hora en su celular, habían pasado diez minutos, y tuvo el impulso de llamar de nuevo a Changbin, mas se detuvo cuando la puerta de su departamento fue abierta, debía ser él. El policía sabía donde él escondía la llave de repuesto, aunque, claro, bajo una maceta no era el escondite más original.

La suela de los zapatos del oficial se deslizaba en silencio por el piso, en un intento por no alarmar al intruso, por ello conservó la luz apagada. En la diestra de Changbin tenía su arma, lista por si algún delincuente aparecía en actitud belicosa. Recorrió la sala sin hallar nada, entonces se dirigió a la ventana abierta que había en la habitación, quizás por ahí entró el delincuente; continuó revisando el apartamento hasta que llegó a la pequeña cocina, y vaya sorpresa se llevó cuando encontró a un gato callejero hurgando entre el pequeño basurero. Exhaló un suspiro y encendió la luz. Un gato. Tanto alboroto por un gato. Por supuesto, no diría lo mismo si se hubiese tratado de un delincuente. Changbin guardó su arma en el estuche y se dirigió a la habitación de Seungmin y llamó a la puerta.

Pasión en la mira [Banginho]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora