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La fiesta en casa de Flash había sido una muy particular. En esa fiesta, Flash había tomado el micrófono para disculparse delante de todos de su mal comportamiento con Peter, y Ned. Poniendo tímidos a los nombrados, y apenados, no fue muy diferente el sentimiento de cuando era un bullying delante de todos. 

Flash les hizo un tour por su hogar, seguía sonando arrogante y pretencioso por lo que poseía, pero en todas sus frases no olvidaba mencionar que todo eso lo compartiría de ese día en adelante con Peter, y Ned.

—Si desean armar una fiesta, puedes usar mi casa, Peter —sugirió Flash—, ah. Tú también Ned.

Claro, Ned era como un extra a todo lo que Peter estaba recibiendo, desde disculpas y regalos. Pero a Ned no le molestaba ya que se mostraba cada vez más feliz y estaba aceptando el nuevo cambio de Flash.

—Es como en la película de Leonardo di Caprio y su gemelo. Espero que el verdadero Flash lo esté pasando mal —rió Ned.

—No creo que eso sea posible —sonrió Peter.

Después de la fiesta, el colegio había dejado de señalar al par de amigos como los raritos o perdedores, incluso algunos los saludaban, aunque otros no estaban nada contentos con el cambio de Flash cuando su misión siempre había sido el molestar a los más débiles. Y entre ellos, tal vez no era una acosadora pero sin duda Betty estaba molesta de que de la noche a la mañana Peter y Ned se volvieron algo populares, pisoteando mucho el noviazgo que tenía con Ned. Ahora que estaban, tal vez no de todos, en la mira, Betty y Ned no podían hablarse porque seguro ahora dirían que Betty estaba aprovechando la poca popularidad que cayó en ambos y que por eso estaba con Ned.

Ambos amigos no pudieron replicar nada porque Betty sí había dado un buen punto para estar molesta. Aun así, Betty no dejó de estar con Ned cuando podía, y con los días sus amigas se enteraron del noviazgo, y no reaccionaron como Betty había temido, más bien lo aceptaron.

Y en esos días, Peter no vio a Tony, ni por un solo segundo. Quiso convencerse que tal vez Tony había viajado a algún lugar como muchos vagabundos hacían para pedir limosna. También quiso creer que tal vez Tony había conseguido un trabajo que no fuera el que Peter le consiguió. 

Cierto. Peter creyó que vería a Tony en la tienda del señor Delmar, trabajando como un ciudadano decente pero grande fue su sorpresa al ver a una mujer pobre con su bebé tomando el lugar que debería ser para Tony.

—Creí que te referías a un... hombre —susurró lo último el señor Delmar cuidando que la mujer no lo escuchara. —Aunque sí vino un hombre, pero no parecía un vagabundo —continuó. —Se veía muy diferente a la descripción que me diste: era alto, blanco y gordo. Me trajo a la mujer para que trabajara ya que yo te lo había prometido.

Peter estaba confundido, quería creer que Tony realmente estaba escondiéndole algo bueno como el hecho de ya tener un trabajo, y que tal vez al ver que una de sus compañeras necesitaba más el trabajo que él, se lo cedió. 

Mas el incidente del celular no paraba de atormentar a Peter, sobre todo cómo Tony desaparecía dentro de un auto negro. Cuando pasaron dos semanas, Peter entró en un estado de pánico creyendo lo peor, cada vez que Flash se acercaba a él o estaba a unos metros de él, se le cruzaba la macabra idea de que la familia Thompson le hizo algo a Tony; que ellos lo secuestraron y tal vez lo mataron ya que eso explicaría por qué Tony se subió en un auto lujoso.

Si fuera así, pensó, Flash no tendría por qué seguir actuando ser su amigo.

"Te diré la verdad la próxima vez", recordó Peter. Pero cuál sería esa verdad. Mientras más horas pasaban sin poder verlo, más dolía su corazón. Había dado largas caminatas por la ciudad con la esperanza de encontrarlo por casualidad, incluso había visitado todos los lugares en los que estuvieron juntos, sin dejar de quedarse por horas en el callejón donde lo conoció, donde solían encontrarse seguido. Tenía la vaga esperanza de que Tony volviera.

Un ángel me besó |Starker|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora