Un ángel me besó |Starker|

12

Peter no dejó de recibir flores y tarjetas que firmaban siempre un T.S.

—Tienes que decirme quién es T.S. —le dijo su tía, mientras trataba de pasar entre las flores hacia el sillón—. ¡Nos va a inundar de flores en menos de 48 horas!

A Tony se le había pasado de la mano al mandarle tantas flores casi cada hora, por lo que Peter al fin tuvo que mandarle un mensaje pidiéndole que por favor ya no las enviara más, pero Tony le preguntó si estaba bien si le enviaba otra cosa que no fueran flores. Peter solo le respondió que no quería nada de él. Pero fue en vano.

—¿T.S. es la que te mintió? —le preguntó su tía, entregándole ahora un pequeño paquete envuelto en papel rojo, y envuelto con cinta azul.

—Sí... y no pienso perdonarle —se atrevió a decir Peter.

—Si ese es el caso, podría hablar con ella para que se detenga de enviarte tantas... flores.

—Es un él —suspiró Peter, sentándose al lado de su tía—. Ya se aburrirá.

May se sorprendió que fuera un hombre el que estaba buscando el perdón de su sobrino. Trató de no suponer tan rápido las cosas, repitiéndose mentalmente que seguro era un amigo, como Ned, que Peter no se lo presentó por... ¿por qué?

Mientras May se perdía en sus pensamientos, Peter lo aprovechó para escabullirse a su habitación y abrir la cajita, con cuidado. Esperaba encontrar hasta una galleta que una llave. Solo una llave, sin ninguna nota. Quiso tirarlo, pero puso la llave en la cajita, envolviéndolo tal como estaba para luego guardarlo en el fondo de su armario. Aunque ganas no le faltaron para preguntarle a Tony por la llave, pero no le daría el gusto de saberse que captó su interés. Claro que no.

Al día siguiente, en clases, Ned recibió un mensaje de Tony Stark. Al menos, Peter logró leer ese nombre cuando Ned rápidamente lo escondió, tratando a toda costa no darse la vuelta para mirarlo. No pudo ni siquiera preguntarle o pedirle que le mostrara el mensaje porque estaban en clases y el maestro, de la materia impartida en ese momento, se la tenía en contra con quienes no estuvieran tomándole atención.

Al final de clases, Peter perdió a Ned. No lo encontró en ninguna parte, ni siquiera con Betty. Tenía tanta curiosidad de saber qué era lo que Tony le había escrito. Lo llamó un par de veces, pero no contestó. Ned nunca le rechazaba una llamada, a pesar de que pudiera estar molesto. Peter no tenía por qué pensar que le pasó algo malo. Si estaba Tony detrás de todo eso, no había forma de que pudiera lastimarlo, ¿verdad?

Tomó el camino más corto a su casa, una menos transitada hasta que dos autos negros aparecieron y provocaron un chirrido fuerte al frenar a pocos centímetros de él. No le dio el tiempo de reaccionar cuando dos hombres altos y fornidos salieron tan rápido de las puertas de un auto para tomarlo de los brazos, como a una muñeca, y sus pies colgaran del suelo, imposibilitándolo de escapar ni tratar de plantarse en el suelo. Lo metieron en uno de los autos, sin dañarlo, pero sí con fuerza. Todo fue tan veloz que a Peter no le dio tiempo de gritar, solo pensar que ahora estaba en problemas: lo estaban secuestrando.

Peter estaba seguro que se pondría a llorar escandalosamente, de no ser por la persona que estaba en el auto, se evitó una crisis nerviosa. Ahí estaba Tony Stark. 

—Ah, es usted —dijo, lanzando un suspiro de alivio.

Tony le sonrió, y antes de que le dijera algo, Peter cayó en la cuenta de que eso estaba mal. Casi muere del susto por su culpa.

—Quiero bajarme —Peter trató de sonar lo más despectivo posible. —Ahora.

—Peter, ¿cuánto más piensas castigarme? —empezó Tony, mientras Peter le ignoraba mirando por la ventana —No tenía idea de lo doloroso que es estar lejos y a la vez cerca de la persona que amas, cuando esta te rechaza.