Propuesta

2.4K 202 137
                                    

Cabalgaban suavemente por un sendero que se notaba que no era transitado regularmente. Según el plano que les había dado el viejo Elyas estaban por llegar.

Llegar a su nuevo hogar.

Por la mañana solo habían desayunado y preparado unos bocadillos para comer más tarde. Despidiéndose de Elyas, emprendieron el camino que ahora estaban por terminar. Charlaban tranquilamente sobre como el entorno cambiaba y sobre los deberes que tendrían que hacer en cuanto llegaran para que lo más indispensable estuviera listo antes del anochecer. Fue entonces cuando el sendero se abrió

-Woah- dejaron escapar ambos. Se dejó ver un amplio campo verde, con una cabaña en medio de él. Cerca, detrás de ella, un árbol bastante grande, parecido al que estaba a las afueras de Shinganshina. Se escuchaba cercano el río, y a lo lejos se veía la corona de una cascada. El entorno estaba rodeado por las montañas.

Mikasa miró a Eren y le sonrió juguetonamente, ante la mirada confusa del muchacho, ella espoleó a su caballo y con un fuerte "¡Hyah!" salió a todo galope. Detrás de ella un grito de indignación mezclado con una risa, Eren espoleó a su caballo y a carcajadas, la pareja competía sobre quien llegaba primero a la puerta de la construcción.

- ¡Eso no fue nada justo, señorita!

-Debes de estar preparado para cualquier cosa en cualquier momento.

- ¿Ah, ¿sí?

Eren se le lanzó riendo, ella lo esquivó por poco o eso creyó, porque se dio cuenta de que el chico había tomado su bufanda. El, aprovechando su desbalance la tomó por la cintura y cayeron riendo sobre la hierba, rodaron un poco y se detuvieron, acostados. Estaban felices, por el hecho de estar juntos, de estar vivos. Ella cerró los ojos, apreciando cada segundo, era un regalo para ellos.

-Mikasa.

- ¿Hmm?

-...

Ante la falta de respuesta abrió los ojos y lo miró. - ¿Qué sucede Eren?

-Olvídalo, no es nada. ¿Entramos?

La cabaña tenía tres habitaciones, una cocina, un baño, un salón y un pequeño comedor. Además de una chimenea. No era ni de lejos una construcción pequeña, sin embargo, era muy acogedora. Eren silbó en admiración.

-No está nada mal, incluso podríamos hacer algunos arreglos.

-La siento tan familiar, creo que es por lo viejo de la construcción. Se parece a nuestra casa.

-Tienes razón. -Eren la abrazó por detrás, rodeando su cintura, a lo que Mikasa se apoyó contra él. -Esta es nuestra nueva casa. Nuestro hogar.

Pasaron la mayor parte del día limpiando, no estaba tan sucio, sin embargo, si había algo de tierra acumulada dentro de los tres meses que habían pasado desde la limpieza que el anciano había hecho. Eren se encargó de la cocina, mientras que Mikasa estaba en el salón. Después, se movió a la habitación principal.

Era amplia, iluminada y muy bien amueblada. La cama matrimonial tenía un respaldo de una madera oscura hermosamente tallado con figuras de aves en vuelo. A cada lado, dos mesitas de noche a juego, con lámparas sobre ellas. Un armario, un peinador, una suave alfombra y un estante con dos pajarillos de cerámica a vuelo. La chica después de su asombro limpió y sacudió todo, poniendo uno de los conjuntos de ropa de cama que había comprado ya que el que estaba puesto si era ya muy viejo. Abrió las ventanas y ventiló el cuarto.

-Oye Mikasa-Llamó Eren desde la otra habitación- ¿Si hay colchón aquí? -Se asomó a la recamara en donde se encontraba ella.

-Si, ya está todo listo, hay sábanas nuevas y las cobijas están limpias y sacudidas, de hecho, aquí está otro juego de ropa de cama...

Si ese día hubiera dicho algo diferente. EremikaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora