Planes.

2K 149 61
                                    

En un abrir y cerrar de ojos, la semana pasó. Mikasa ensilló su caballo y partió hacia el pueblo, llevando con ella unos emparedados y jugo para comer allá, pues sabría que Eren estaría hambriento. Aprovecharía la ida hacia el pueblo para revisar si la forma de conservar la carne que ellos estaban haciendo era correcta, de ser así, tal vez podrían vender algo de lo que cazaban y recolectaban, o incluso cambiarlo por otra cosa.

Por otro lado, en ese momento se dirigía al pueblo para decidir los detalles sobre su boda. Si habían hablado de ello, aunque en realidad no había mucho que comprar. El pastel, sus vestimentas... ella no tenía ni idea de cómo sería su vestido, supuso que lo sabría al verlo. Rio un poco ante su preocupación por algo tan simple, era algo que debía agradecer.

Se encontró con Eren afuera de la casa del viejo Elyas, quién los despidió sonriéndoles.

- ¿Qué tal estuvo el camino? -Le preguntó Eren mientras cabalgaban hacia el pueblo.

-Muy tranquilo, no vengo al pueblo desde hace dos semanas, pero el sendero ya es mucho más notorio que entonces, te has encargado de ello.

-Dos semanas, momento perfecto para dejarse ver de nuevo.

Ella asintió. Habían establecido estrategias nuevas para no levantar sospecha alguna, una de ellas era que ambos fueran vistos regularmente en el pueblo.

- ¿Qué tal ha ido tu adiestramiento ecuestre con Elyas?

-Oh es demasiado extenso. No es solo poner herraduras o cepillar a los caballos, esas cosas que hacíamos cuando éramos reclutas. Es más, sobre cuidados, entrenamientos y trabajos que se les pueden dar. Por ejemplo, los caballos en Paradise son delgados y ligeros, lo que los hace veloces y resistentes, pero los caballos como estos-palmeó cariñosamente el cuello de su caballo-son más fornidos y grandes, lo que los hace muy buenos para trabajos más pesados. Elyas habla de ellos muy dignamente ya que dice que es gracias a ellos que los cultivos y el ganado se pueden dar aquí y que eso mantiene vivo al pueblo. Es muy interesante.

Mikasa le sonrió, le agradaba ver que Eren tenía algo en qué enfocarse y darse cuenta de que podría aprender muchas cosas y hacerlas. Antes no podría haber hecho eso, estaba muy enfocado en obtener venganza, ahora era diferente.

-Quién diría que serías el tipo de los caballos, nunca lo imaginé, con lo mal que te llevabas con Jean. -Le dijo con sorna.

- ¡Hey! ¡Es una ocupación muy digna! Además, estos caballos si saben comportarse.

Ambos rieron, habían llegado ya al pueblo y se dirigieron al edificio del pueblo, buscando al jefe para notificarle la fecha que habían escogido.

------------------

- ¡Queda decidido! -Exclamó el hombretón, era un hombre alto, grueso y muy amable, les sonreía a través de su basta barba castaña. Mikasa supuso que esos eran los genes de la gente que vivía ahí, porque se parecía a todos los hombres que habían visto hasta ahora, incluso Elyas, con la vejez, se veía como un tipo que en su juventud era como ellos. -Dos semanas a partir de ahora, solo que en domingo. Un poco inusual que decidan que su boda sea durante el día, pero es entendible por el tiempo que dicen hacer hasta su vivienda, de igual manera-Dijo pasando sus grandes brazos alrededor de los hombros de la pareja. -Nunca se es demasiado temprano ni demasiado tarde para celebrar el amor joven. -Les sonrió sinceramente, gesto que ellos devolvieron y los soltó, para ponerse detrás de su escritorio. Abrió un gran libro y anotó. -Será a eso de las 3 de la tarde en la capilla y luego comeremos en el valle. Siguiendo sus deseos, el anuncio de invitación se publicará mañana en el boletín de anuncios, "Todos se encuentran invitados a celebrar la unión de Mikasa... y Eren..." disculpen muchachos, ¿cuáles son sus apellidos?

Si ese día hubiera dicho algo diferente. EremikaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora