Quería preguntárselo, pero ¿cómo hacerlo?
Eren miraba a Mikasa por la ventana de la cocina mientras ella seguía haciendo los surcos en los que después depositaría semillas. Era relativamente sencillo, pero cansado y como se habían levantado tarde, el sol les apremiaba. La vio enderezarse y secar el sudor de su frente, así que tomó el hatillo de comida que había preparado y la jarra de agua con los vasos para salir a su encuentro.
- ¿Qué te parece si comemos en la sombra? -Le preguntó cuando llegó a su lado.
-Ufff, me parece perfecto.
Se sentaron bajo aquel gran árbol con un sentimiento de familiaridad. Ella se quitó el sombrero que traía, un regalo que Elyas había hecho para ella. Era de paja, tejido y con una cintilla roja alrededor de la copa que atrás formaba un moño. Le pasó su ración de comida y le sirvió agua. Hablaron sobre las hortalizas que tenían y lo que faltaba por plantar. Zanahorias, cebollas, remolachas, coles, patatas y un pequeño apartado de hierbas medicinales y aromáticas.
-Lo bueno es que ya vamos por la mitad. Creo que si nos esforzamos podemos terminar hoy mismo. -Le dijo ella, el asintió con la cabeza ya que tenía la boca llena. Tragó.
-Y así mañana puede ser nuestro día libre libre.
-Si, un día libre libre. -Sonrió mientras él tomaba otro bocado. - ¿Qué te gustaría hacer mañana? Había estado recorriendo un poco los alrededores mientras cazaba y creo que podríamos explorar un poco más arriba, ver qué encontramos.
-Suena muy bien, podemos hacer eso o podemos quedarnos aquí y dormir todo el día.
- ¿Qué no te bastó con todo lo que dormimos hoy?
-No lo sentí, porque de igual manera hubo algo que me mantuvo despierto hasta tarde.
Ella se sonrojó y lo miró con los ojos muy abiertos, pero se recuperó rápidamente y le dijo con una sonrisita.
-Oh si, los vecinos hicieron mucho ruido.
El rio ante el comentario, le encantaba esa faceta de Mikasa, esa que solo era para él.
-Bueno, ya veremos qué haremos mañana.
Terminaron de comer y ella se ofreció para recoger los platos y lavarlos. El, por otro lado, se puso a seguir con la labor de sembrado.
En el tiempo que llevaban ahí, ella se había vuelto más abierta y expresaba más sus sentimientos. La notaba alegre y relajada, haciendo tareas simples en un lugar tranquilo. Un día, incluso, al desmontar a su caballo, Eren la había escuchado cantar sin que ella se percatara aún de su regreso. Su voz era dulce y clara y el quedó embelesado al instante. Un momento después su caballo había relinchado y el momento se había interrumpido. Nunca la había escuchado cantar antes, por lo que ese lugar debía de transmitirle una seguridad tan grande como para permitirse hacer algo así.
Él también se sentía diferente, más ligero y feliz, reía constantemente gracias a ella. Se expresaba mejor y su mente se hundía en aquel vacío cada vez con menos frecuencia e intensidad. Le era fácil disfrutar de lo que le rodeaba, incluso de las cosas más pequeñas, todo porque de manera inconsciente, ella le había mostrado como. Por eso llegaba a casa siempre con flores o algún detalle para su prometida, para ver su rostro iluminado, escuchar su risa, verla feliz. Una faceta suya que hacía tanto que no veía y quería mantener por siempre.
Se sentía vivo. Y sentía que merecía vivir.
El resto del día pasó tan rápido que cuando menos lo pensaron, había oscurecido, y ambos cayeron exhaustos en la cama. Justo antes de quedarse dormido, mientras la abrazaba, pensó, Mañana. Mañana le plantearé la idea y se lo preguntaré.
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Si ese día hubiera dicho algo diferente. Eremika
FanficLa respuesta de Mikasa cambia el curso de la historia. Un deseo egoísta de vivir un futuro juntos lejos del destino, Eren y Mikasa huyen mientras están en la misión de reconocimiento en Liberio. Buscando una nueva vida, para los dos solos. Aún y cua...