Tal vez no sea algo malo.

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Respiró profundamente y abrió los ojos lentamente, después de lo que le pareció un largo sueño. Aún no amanecía, pero sentía que ya no faltaría tanto. Se sentía tan cómoda, tan en paz... luego sintió el pecho desnudo sobre el cual descansaba y las imágenes de lo que había pasado la noche anterior. Se percató de su propia desnudez y supuso que el también...

Alejó ese pensamiento de su mente y se concentró en despertarlo, sacudiéndolo ligeramente.

-Eren, despierta.

El chico se desperezó mientras abría los ojos perezosamente. La estrechó contra él, por lo que sus pechos desnudos entraron en contacto con su torso y depositó un beso en su frente.

-Buenos días Mikasa, ¿qué tal dormiste?

La chica estaba que se derretía de vergüenza, nervios y no sabía cómo debía de actuar. ¿Se arrepentía? Para nada, lo había disfrutado demasiado y era algo que había deseado desde hace tanto... Pero nada te prepara para el día siguiente.

-Buenos días, Eren. La verdad nunca había dormido tan bien. ¿Y tú?

-Igual. A decir verdad, creo que deberíamos dormir así más seguido. - Ella río por lo bajo. Él le quitó un mechón del cabello de la cara y lo puso detrás de su oreja, sonriéndole. - Gracias por despertarme, debo salir en cuanto amanezca, solo dame 5 minutos más a tu lado.

Permanecieron abrazados bajo las mantas, Mikasa se acurrucó cerrando los ojos, disfrutando ese momento que hacía dos meses sería completamente inimaginable para ella. Disfrutó su aroma, su tacto en cada lugar de su piel, el sonido de su respiración, su presencia que la arropaba.

-Mikasa, ¿Algo de lo que hicimos te incomodó?

Abrió los ojos al denotar la preocupación en el tono de voz del muchacho a su lado.

-No, Eren... sinceramente llevaba algo de tiempo deseándolo.

El rio un poco ante eso. -Ya somos dos. -Y le dio un tierno besito en los labios y después de una mirada a los ojos, se dispuso a levantarse.

La visión de su trasero desnudo, por alguna razón, la tomó muy por sorpresa, por lo que se giró rápidamente y se distrajo prendiendo las lámparas. El comenzó a recoger la ropa del piso y a colocarla en un cesto, y después, empezó a vestirse. Cuando se hubo abrochado los pantalones miró a la chica.

- ¿No te vas a levantar aún?

Ella seguía en la cama, con un brazo sosteniendo la manta que cubría su pecho, cosa que Eren no pasó por alto y sonriendo un poco le dijo- Voy al baño. - Acto seguido, salió de su habitación.

Ella suspiró sonrojada y se levantó. ¿Por qué estaba tan nerviosa? Si él ya había visto todo lo que tenía al descubierto. Tomó su sostén de un cajón y se lo abrochó. Supuso que tendría que acostumbrarse.

Se había colocado una blusa cuando el volvió, buscando su camisa. No se le pasó por alto la mirada rápida que él le dedicó a sus piernas desnudas (que de alguna manera hizo que se sintiera un tanto orgullosa de ello). Se puso unos pantalones mientras que él se colocaba una camisa de manga corta.

-Te prepararé el desayuno-Le dijo al mientras se calzaba las botas. -Si quieres alimentar a los caballos.

El asintió y al pasar para salir del cuarto le rozó con su mano una mejilla cariñosamente. Después de ir al cuarto de baño, encendió la estufa y tostó rebanadas de pan mientras guisaba tocineta y unos huevos. Preparó además café, una bebida que tomaban bastante últimamente. A él le gustaba el café negro, con un poco de azúcar, mientras que ella lo prefería con leche y bien azucarado. Eren regresó al poco rato.

Si ese día hubiera dicho algo diferente. EremikaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora