Capítulo 16:

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El suave y cálido rayo de sol que logró escurrirse a través a la ventana, beso la clara piel de Daphne en un saludo vespertino.

Cuando sus oscuros ojos enfocaron la elegante habitación, notaron un claro detalle. Ella se encontraba de espaldas a Dorian, ya no lo abrazaba ella a él, en realidad eran los fuertes brazos del atractivo joven los que la rodeaban impidiéndole salir de la cama.

Aquello hizo tensar a la muchacha por completo, quien no dormía en brazos de nadie desde...

Daphne alejó el pensamiento por completo de su mente, lo último que necesitaba en aquel momento era darse lastima a sí misma por un "romance fallido".

Cómo pudo, y sin hacer demasiado ruido, se giró entre los brazos de Dorian para observarlo de frente. Si tenía que estar entre sus brazos a la fuerza, al menos sacaría provecho y obtendría más información de él.

Pero al enfrentarse por completo a su rostro, lo encontró despierto y lúcido observándola con aquellos profundos ojos color océano.

Al instante, él retiró los brazos de su cuerpo al mismo tiempo que sus mejillas adquirían un tono rojizo.

-Buenos días Daphne-dijo el apresurado.

-¿Porqué me abrazabas?-interrogó ella evitando que el cambiara de tema.

Dorian se medio sentó en la cama, pasó una mano por su cabello color noche y mordiendo su carnoso labio inferior, se atrevió a hablar.

-Anoche, luego de mi escena, tu te quedaste dormida primero y al cabo de unos minutos comenzaste a tener una fuerte pesadilla.-comenzó a decir, algo nervioso, sus mejillas ardiendo-No te quería despertar porque dicen que es malo, pero una vez leí que susurrarle a las personas en el oído mientras sufren una los ayuda a calmarse... se ve que me dormí mientras te abrazaba y susurraba-dijo finalmente él.

Daphne lo observó durante largos segundos, admirando la clase de hombre que yacía a su lado.
Con una suave sonrisa en su rostro, ella se incorporó e inclinó hacia Dorian, apoyando sus carnosos labios sobre su mejilla.

El contacto fue rápido, pero dejó un rastro de calor a su paso; aún así ella levantó una mano y acarició su mejilla con dulzura, como borrando una marca invisible.

-Gracias Dorian-susurró ella finalmente, antes de salir de la cama y comenzar a vestirse.

Dorian la observó durante unos segundos antes de volver a hablar.

-¿Enzo es el nombre de tu ex?-preguntó Dorian con cautela, saliendo el mismo de la cama y dirigiéndose al vestidor.

Aquel nombre género una reacción en el cuerpo de Daphne, haciendo que sus músculos se tensaran y le devolviera una mirada cargada de pánico.

-¿De dónde sacaste ese nombre?-logró murmurar ella, su garganta secándose.

-Tu lo dijiste varias veces en medio de la pesadilla-contestó él, terminando de abotonar su camisa color hueso. Cuando ella no contestó, se atrevió a seguir-Al parecer no soy el único a quien atormentan en sueños.

Las palabras cargadas de humor que Dorian intentaba transmitir a Daphne murieron al ver sus ojos cargados de pena y tristeza. Al instante el se odió por haberlo mencionado, e incluso quiso saber quién era aquel idiota para ir a gritarle en su rostro por haber lastimado a Daphne.

-Tu no sabes nada Dorian, no tenía una pesadilla anoche, solo revivía un recuerdo-contestó ella con la mirada perdida durante unos instantes, antes de notar la vestimenta de él-Estás muy guapo ¿A dónde vamos hoy?

Tantas cosas, Daphne había atravesado su propio infierno personal, y sin embargo ahí estaba bromeando, coqueteando e intentando salir de aquel pozo miserable dónde ese tal Enzo la había dejado.

Besos de Medianoche 1: Designio ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora