Capítulo 7:

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El corazón de Daphne se saltó un latido y su boca se secó de forma abrupta, estaban tan cerca que podía sentir la suavidad de un oscuro mechón de cabello rebelde que se deslizaba por su mejilla.

Su mente se nublo y por un instante solo logró concentrar su mirada en el océano azul vibrante en los ojos de Dorian.

Pero un destello de dientes color perla, expuestos en una sonrisa lobuna le indicó que había caído en la trampa. Al parecer, él también podía jugar sus juegos imponiendo sus propias reglas.

-Muy bien señor guapetón, ya entendí-contestó ella levantando las manos en el aire-ahora se que tu tambien puedes jugar con fuego y en verdad te sienta bien.

El rostro de Dorian se iluminó por el susurro de una sonrisa genuina mientras negaba con la cabeza.

-Eres peligrosa y tienes una lengua muy afilada-contestó él mientras se apoyaba en la madera de su escritorio, quedando a un lado de Daphne.

-No te preocupes, no corta.... bueno en realidad ya lo pudiste comprobar-contesto ella obsequiando una sonrisa felina que no duró demasiado antes de unirse a la búsqueda de algo entre sus papeles aún en blanco.

Pero a Dorian no le importó lo más mínimo, las palabras de Daphne se hicieron eco en su pecho desgarrando su corazón.

La beso y se dio el tupé de coquetear con ella. Era un maldito, como podía clamar a los vientos que aun amaba a Elena cuando una mujer diferente lo seguía con una mirada depredadora por la habitación.

-Antes de firmar algún convenio quiero que me cuentes la historia-dijo ella de forma repentina, atrayendo su atención a la realidad.

Cuando sus ojos hicieron foco sobre los de ella, los noto por primera vez cálidos y amables, lo cual lo hizo despertar sospechas.

-¿Porque?, según tengo entendido ustedes no hacen preguntas; aceptan trabajo, cumplen con lo requerido y desaparecen-Contestó él, su voz sonando fría mientras la observaba con escepticismo.

-Quiero saber la historia para poder entender el motivo de tus actitudes Dorian, está claro que no te agrada en lo absoluto la idea de una mujer en tu apartamento, menos aún que esta te coquetee. Por eso quiero saber el motivo de tus ojos tristes, la coraza de hielo que recubre tu corazón, pero por encima de todo necesito entender porque aun amas a una mujer que te rechazo y te dejo tan roto que buscaste mi ayuda-contesto Daphne, su voz firme y su mirada oscura tan imponente que lo dejó paralizado en el lugar sopesando cada palabra.

Ella al parecer no lo sabía, o desconocía que su llegada a ese lugar se debía a Margarita, pero ella no había preguntado sobre eso, tampoco necesitaba esa respuesta; si era sincero el sabia que Daphne tenía que conocer la historia para hacer un mejor trabajo, entonces lo hizo. Por primera vez desde la partida de Elena, se atrevió a contar aquella historia.

-Tienes razón, te mereces conocer la historia completa y eso voy a hacer. Pero primero quiero que me prometas una cosa Daphne, no me vas a juzgar... ya tengo suficiente con mis propios juicios-le advirtió él con rostro solemne mientras sus ojos amenazaban con empañarse.

Daphne le obsequió una cálida sonrisa cargada de entendimiento, ella conocía muy bien los juicios propios, a diario se sometía a estos por voluntad propia. Pero a diferencia de Dorian, su corazón no ardía con amor, en su lugar permanecían las cenizas apagadas por un amor que la había roto en una infinita cantidad de pedazos.

-No te voy a juzgar, no soy de las personas que patean a un hombre en el suelo-contestó ella, reclinando su espalda aún más cerca del respaldar de la silla.

Una invitación, se dió cuenta Dorian; eso era una invitación para que hablara, que sacará todos los pedazos rotos de su corazón de ese oscuro lugar donde permanecían escondidos.

-La amé Daphne, ame a Elena desde el primer día en que la conocí entrando por las puertas de la universidad y te aseguro que jamás dejé de amarla, tampoco creo poder dejar de hacerlo en algún momento-comenzó a decir él obligado a su voz mantenerse firme, sus ojos secos y su corazón palpitante en el pecho mientras revivía el doloroso recuerdo de su amor perdido.

-"La conocí en la universidad, por lo que en ese momento yo no tenía el dinero que tengo ahora, con mucho esfuerzo lograba llegar a fin de mes; pero aún así ella se fijó en mí y rápidamente nos volvimos amigos.
Yo estaba enamorado de ella, pero no solo de su despampanante belleza, me tenía cautivada su mente brillante y astuta, la forma en que hablaba, cuando entra a una habitación parece que se roba toda la luz que hay en la misma; pero aún así solo yo sentía amor.
Un día, mientras comenzaba a desarrollar mi prototipo de software ella me visitó y me contó que esa noche tenía una cita a ciegas; en ese mismo instante mi corazón se arrugó y decidí que no podía ocultar más mis sentimientos;-continuó diciendo él mientras revelaba una sonrisa genuina a nadie en particular- recuerdo haberme parado, camine hacia ella y le dije «Te amo, lo hago desde el primer día en que te conocí»,ella sonrió en respuesta y me dijo que lo sabía antes de besarme."

Daphne observaba el rostro de Dorian iluminarse ante el recuerdo, su estómago se anudó ante el recuerdo de su propio rostro iluminado por un amor no correspondido. Pero no dijo nada, ella no era nadie para destruir un recuerdo, aunque sus pensamientos fueran ciertos no tenía derechos.

Por lo que calló y le dejó seguir con su historia.

"Nunca blanqueamos nuestra relación, yo creí que éramos pareja y la trate como tal, pero un día pasó algo que me dejó los pies en la tierra; ella me dijo «creo que tu amigo es muy guapo ¿Me lo presentas?».
Al principio creí que era una broma de mal gusto, pero fueron sus palabras las que me terminaron de destruir «Dorian tú y yo no estamos juntos, nunca lo estuvimos... Lo nuestro es más una relación de amigos con derecho».
Quizás fué el pánico de perderla si le decía que la amaba, en realidad no estoy seguro del motivo pero le dije «Ya lo sé, te lo presentaré», y esas palabras fueron mi condena."

"

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Besos de Medianoche 1: Designio ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora