Capítulo 19:

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Aviso importa
Pequeño obsequio para los y las hermos@s lectores/as al final del capítulo.
NO HACER TRAMPA Y LEER PRIMERO EL CAPÍTULO
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Dorian entró a su departamento temblando como una hoja en otoño, sus manos le sudaban, sin embargo estaba decidido a llevar a Daphne a una cita, si acaso ella se lo permitía

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Dorian entró a su departamento temblando como una hoja en otoño, sus manos le sudaban, sin embargo estaba decidido a llevar a Daphne a una cita, si acaso ella se lo permitía.

Margarita se había ido, como de costumbre a esa hora, por lo que estaba solo con ella para hacer el ridículo y pasar vergüenza.

Intentando tomar valor de cualquier lugar recóndito dentro suyo, el atractivo millonario caminó por el pasillo que lo conducía al cuarto, y en especial, a ella.
Sin embargo, al entrar a su habitación, no pudo evitar oírla cantar dentro del cuarto de baño la canción Kiss Me.
En ese preciso instante, el cuerpo de Dorian quedó petrificado en el lugar escuchando la hermosa melodía, una con la que había soñado mil veces usarla mientras hacía el amor.

Aún así y para su pena, aquel deseo nunca se concretó, después de todo, a Elena no le gustaba escuchar música mientras lo hacían.

Hechizado, como si él fuera un simple marino y Daphne una sirena, fue seducido por su voz; antes de darse cuenta su cuerpo caminaba hacia el baño y giraba el pomo de la puerta con delicadeza para dejar escapar aquella magnética canción.

Detrás de la pared de cristal que cubría la ducha, él podía ver la silueta desnuda de Daphne distorsionada por el vapor del agua.
Su respiración se agitó y su corazón comenzó a galopar en medio de su pecho, al borde de escapar de este. Aún así, no pudo apartar la mirada de ella.

Una fuerte corriente de viento gélido se filtró por la ventana abierta de la habitación contigua, entrando al cuarto de baño y llegando hasta Daphne.

—¡Mierda!—gruñó ella producto del frío contacto, al tiempo que asomaba su cuerpo desnudo de la ducha en busca de la ventana abierta.

Sin embargo se encontró a Dorian, boquiabierto con su rostro, casi tan rojo como un tomate; intentó disimular la situación, pero falló.

—Lo lamento Daph… yo no sabía que—comenzó a decir él, pero ninguna respuesta le pareció correcta.

Evitó hacer contacto visual con ella, sin embargo, sus traicioneros ojos comenzaron a bajar por su cuerpo, devorando cada centímetro de su piel casi inmaculada. Su corazón se contrajo con fuerza al notar la horrible cicatriz que atravesaba su firme abdomen de forma longitudinal.

«¿Qué demonios le había ocurrido?»

Como si ella pudiera leer sus pensamientos, tomó la toalla extendida sobre la barandilla junto a la ducha y envolvió su cuerpo con esta, escondiendo aquella brutal marca; un instante después, estaba de pie sobre la alfombra color crema con pequeñas gotas deslizándose por su cuerpo, cayendo sobre esta.

Besos de Medianoche 1: Designio ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora