Capítulo 26:

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El festivo tumulto de gente parecía reír y celebrar bajo las carpas color hueso, dispersadas entre los hermosos árboles de verdes copas.
Las personas a su alrededor sonreían y la felicitaban a cada paso que daba, ahogandola en palabras empalagosas y halagadoras.

A cada palabra o gesto, Elena respondía con una sonrisa forzada y palabras igual de falsas que las que le decían.

Todo aquello le parecía un circo, un cruel y mediocre vistazo a la vida que le esperaba, plagada de falsas amistades, convenientes arreglos susurrados en la privacidad y mentiras asfixiantes. Un mundo al que irremediablemente iba a pertenecer.

Jackob estaba alejado de ella, bajo una carpa rodeado por un grupo de hombres exitosos, poderosos y peligrosos.
Por su parte, ella caminaba entre hombres y mujeres, intercambiando burdas palabras para aligerar el correr del reloj.

Sin embargo, el tiempo parecía estar estancado, al igual que la sonrisa adornada por piercing y mirada grisácea risueña que parecía reacia a abandonar sus pensamientos.

Luca.

Lo había conocido por menos de una semana, y aún así, preferiría estar en su compañía que en aquel lugar repleto de viles vampiros sin alma.

La mujer de cabello color oro caminó unos pasos y con discreción se apartó de la multitud, deslizó una mano bajo los pliegues del costoso vestido color rosa pastel, y extrajo el celular cuya pantalla permanecía estallada en varios fragmentos.

El día anterior su padre había descubierto los mensajes enviados a Luca, de forma implícita la había forzado a terminar aquella relación.
Durante varias horas había decidido que aquello era lo correcto, sin embargo, no había sido capaz de apartar de ella a la única persona real.

«¿Quieres hacer algo esta tarde?» decía el mensaje del hermoso hombre misterioso.

Ella habría dado lo que fuera por decirle que sí, incluso pensó varias veces a lo largo de aquel día, en escapar con Luca e irse lo más lejos de su padre que les fuera posible.
Pero aquello no era una película romántica vieja, y por encima de todo, ella no era la buena de la historia.

«Hoy no puedo, pero si quieres podemos hacer algo mañana» escribió rápido ella y apretó el botón de enviar, con el corazón galopando en medio de su pecho.

-¿Qué estás haciendo?-dijo la voz de Jackob a sus espaldas.

Aquello hizo sobresaltar a la hermosa mujer, quien se giró apresurada siguiendo el sonido de su voz.
Su prometido estaba de pie a unos pasos de ella, su ceño estaba medio fruncido y su mirada era el reflejo de la duda.

—Nada, me quise alejar de todos durante un instante, sentía que me ahogaba—respondió ella forzando una sonrisa y ocultando con sutileza el celular dentro de la manga del vestido.

Aquello no pasó desapercibido para el hombre, quien se aproximó a ella, su rostro muy diferente del hombre que ella conocía tan bien.

—Vinieron por nosotros, es descortés irte y dejarlos solos—contestó él acercándose cada vez más a ella, su voz monótona.

—Bueno, no estaban solos, tú estabas con ellos hasta que me seguiste como un acosador—se defendió ella, torciendo las palabras a su favor mientras comenzaba a caminar.

Sin embargo, cuando se dispuso a pasar a su lado, Jackob la sujetó por la muñeca con fuerza y la obligó a girarse hacia él.
Durante unos segundos la observó con detenimiento, sus expresiones carentes de emoción o sentimiento.

—Estas muy linda—dijo él sin emoción alguna, sujetando aún su muñeca con fuerza; cuando ella comenzó a abrir la boca para responder, él volvió a hablar—No dejes tu celular bajo las mangas o podrías perderlo.
Al decir esto último, él la liberó, y dando media vuelta se alejó de ella.

Besos de Medianoche 1: Designio ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora