Me apoyo en una pared deslizándome al sucio suelo, Elena hace lo mismo a poca distancia, cansadas, asustadas y con frío es como nos sentimos. Muchas veces escuché en esas historias que tanto amo leer, lo mucho que la vida puede cambiar en un minuto. Una noche ya hace muchos años lo comprobé, pero jamás creí volver a vivir un cambio así. Es demasiado para un día, demasiado para una noche y definitivamente demasiado para una sola vida. Aun así, de mi mente no sale una cosa.
– ¿Quiénes son los oscuros? – las palabras salen solas. No consigo formularla como en verdad quiero, no es el "quién" lo que me preocupa, más bien es el "qué" lo que hace estragos en mis pensamientos.
Ella no me mira, solo se limita a soltar un suspiro, aguardo paciente a que responda, aunque la poca calma que me queda se esfuma con el paso de los segundos en que no llega una respuesta.– Es… es una larga historia y ni teniendo en cuenta todo lo que has visto, temo que aun así no me creas –. En el fondo siento que puede que lleve razón, después de todo y al fin al cabo, aún conservo la esperanza de que toda esta noche sea producto de mi desmedida imaginación.
Pero, aun así, giro el cuerpo para quedar frente a ella y poder mirarle –. Inténtalo, porque mi cabeza está comenzando a fantasear aceleradamente, y créeme cuando te digo que mi imaginación puede ser descontrolada y caótica bajo presión. Y ahora mismo tengo mucho de ambas.
Suelta todo el aire de golpe, su vista se fija en la pared mohosa de en frente. Parece estar librando una batalla entre hablar o no.
Pero nuestros pensamientos pierden importancia ante el sobresalto por el ruido que los opaca. Instintivamente ambas nos miramos. Un nuevo ruido se escucha, parece el sonido de unos zapatos al caminar sobre la gravilla esparcida en el suelo.
– Elena, aguarda aquí y no hagas ruido – le advierto viéndola asentir.Ella se incorpora a mi lado y con mucho cuidado avanzo hacia la puerta de la habitación. Lentamente me pego contra la pared y me llevo al pecho la daga como si de eso dependiera nuestras vidas … claro que así es. El corazón me late al punto de sentirlo en la cabeza, rezo a diez religiones diferentes mientras aguardo.
Otro ruido se escucha, cada vez más cerca, una sombra se muestra. No espero, me abalanzo sobre él ….
– ¡Espera detente! – escucho a Elena gritar con un desespero tardío cuando ya había envuelto con fuerza la daga en mi mano lista para estacar a lo que sea que entrara por la puerta. La tención pudiendo ser cortada ante la sombra de alguien cruzando el umbral y conmigo abalanzándomele encima.La voz de Elena llegando tarde para retractar el ataque, aun así, con la daga a pocos centímetros de su cuello, el intruso hace un leve movimiento que evita el cometido del arma, acabar con él.
Un fuerte agarre se cierne sobre mi muñeca, paralizándome de cualquier movimiento. El intruso siquiera se molesta en alejar la daga antes de tomarme con fuerza del antebrazo y con un solo movimiento enviarme directamente hacia el suelo, cayendo él junto conmigo forcejeando para inmovilizarme.
Rodamos de un lado a otro tironeándonos e intentando ambos conectar un golpe para dominar al otro. Escucho a una muy desesperada Elena pidiendo que nos detengamos, pero eso no está en mis planes. El invasor enrosca sus piernas en torno a las mías restándome movilidad.
Forcejeo tanto como puedo presa de la frustración al no conseguir quitármelo de encima, solo me queda golpearlo para conseguir una oportunidad. Es rápido, y su fuerza por mucho mayor a la mía. Los músculos ya comienzan a arderme por todo el esfuerzo, la fatiga en cada parte de mi cuerpo. Mientras más lucho más fuerzas pierdo, el problema es que estoy lejos de poder acabar con él.
ESTÁS LEYENDO
La flor de Lis
ФэнтезиLis es una chica común y corriente, su único atributo es una desenfrenada torpeza. O eso creía ella, sin saber que en su interior aguarda dormido un gran poder que podrá consumirla o salvarla. Descubrirá un mundo que creía era una fantas...