La flor de Lis

Capítulo 26

Liam

     Ha pasado un buen rato desde que el protector salió en busca de ellas y todavía no recibo noticias suyas, siquiera sé si el arco de la escuela ha sido quebrado. Todo cuanto sabemos es que permanece bajo ataque constante y los oscuros quieren derribarlo      –. Hermano tenemos que irnos, las cosas en el pueblo están graves      –. Landon entra ya preparado para el combate, mientras yo permanezco en el mismo lugar que hace diez minutos, al lado del maldito aparato esperando que este se escuche     –. Todavía no ha llamado, ¿no?

       – No    –. Aparto la mirada del teléfono y paso las manos por mi rostro luchando para concentrarme, no tener las situaciones bajo control nunca se me ha dado bien.

      – La barrera aún sigue en pie    –. Su noticia me ayuda un poco     –. Acaba de llegar un informe, están utilizando magia para comunicarse en la escuela, por laguna razón todo el sistema operativo está colapsado, al parecer, luego de que finalizaras la comunicación, todo el sistema falló.   

      – Eso no es posible      –. Le presto mayor atención     –. La seguridad de los sistemas es infalible.

      – Antes sí, ahora está colapsado        –. Respira dejando salir todo el aire del pecho y supongo que no es lo único     –. Lo mismo ocurrió con el puebleo, solo nos enteramos gracias a las alertas que los cazadores dieron, si no hubiéramos estado aquí, los hubieran sorprendido durmiendo a todos.

       – Eso habría sido un desastre     –. He visto que tan brutales son sus ataques, lo he presenciado infinitas veces, tanto que me deja saber lo que hubiera sido de esas personas si hubieran logrado adentrarse en el pueblo en plena madrugada.

       – Demasiados cuerpos hermanos       –. Landon palmea mi espalda      –. Están combatiendo en este momento, Walvord nos mandó al frente, según sus palabras, quiere que arranquemos cabeza y resolvamos esta mierda antes de que sus zapatos nuevos se ensucien con lodo, va a llover     – advierte y sí se escucha a Walvord, solo él diría cosas como esas.

      – ¿Quién trajo la orden?    – pregunto para distraerme un poco.

      – El pobre chico que encontrarás temblando en la otra habitación, suplicó que nos fuéramos ya o el comandante haría una frazada con sus intestinos      –. Tengo que dejar escapar una risa, porque sé bien lo que ese vejete puede causar con solo mirarte, pobre novato.

       – Marchémonos      – accedo porque si sigo aquí voy a terminar saltándome todas las leyes de la magia e invocar un puto portal fuera de las líneas Ley      –. Necesito despejar la mente       –. Tomo mi cuchillo colocándolo en el fajín en mi pierna, las demás armas todas están colocadas en su sitio. Primera lección, nunca abandones tus armas, son lo único que te permite mantener tu idiotez.

       Salgo de la habitación encontrándome con el protector, lo que me evita el tener que ir a por él      –. Quiero que cuando este teléfono suene, lo tomes de inmediato y me informes de todo lo que diga tu hermano     – advierto entregándoselo de vuelta.

       – ¡Señor!     – casi que tartamudea el pobre mirando el aparato       –. Estoy de servicio y las ordenes…

      – ¡Las ordenes las doy yo!       – le corto sin miramientos      –. ¿Queda claro soldado?

      – Sí señor      –. Coloca su arma en punta como el protocolo lo indica quedando en firme ante un superior. 

     – Voy a estar limpiando la zona del pueblo, tendrá que encontrarme      –. Su semblante palidece de inmediato sabiendo que allí es donde está la mayor concentración de oscuros, comprende el camino que le espera      –. No muera antes de darme el mensaje soldado, o lo traigo de vuelta a la vida y lo vuelvo a matar     –. Le clavo la profundidad de mis ojos en los suyos sabiendo que eso será un incentivo suficiente para que llegue, aprendí muy bien lo que puedo causar con una sola mirada, las personas le temen a un azul tan oscuro, les recuerda a la noche sin luna, desolada y peligrosa.