Capítulo 31

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Busco al culpable y no tardo en hallarlo. Jeison observa a mi amiga para luego mirarme con desinterés      – ¿Qué harás al respecto?      – cuestiona preparado para la lucha que sabe que va a surgir.  
    
     ¡Hasta aquí, ya es suficiente!    – Sabes idiota, puedo tolerar tus golpes, tus patadas a traición, hasta tu abuso de poder, pero nadie golpea a mis amigos sin pagar por ello    –. Me le lanzo encima atizando un golpe en su nariz que lo hace retroceder unos pasos escurriendo la sangre que no tarda en brotar.    

     – ¡Me las vas a pagar!    – amenaza acercándose y enviando un gancho izquierdo demoledor que logro evadir.

     Sé que mi cuerpo no resistirá muchos golpes más, menos con la fuerza que tiene los suyos. Tengo que concentrarme en esquivarlos o me desmallaré y este será el fin para mí.

     Pateo su abdomen haciéndolo caer, en cuanto me acerco Jeison me derriba barriendo el suelo con un pie. Dejo que se me acerque, como el cobarde que es vendrá dispuesto a golpearme, aunque esté tendida en el suelo, y cuento con ello. Cuando se encuentra lo suficientemente cerca le golpeo la rodilla haciéndolo caer, pero me acierta un codazo en el labio, los hilos de sangre de la carne rota me recorren el cuello.

      Sus manos atrapan mi cabello dejándome de rodillas, no consigo incorporarme porque una de sus piernas se coloca sobre las mías impidiéndomelo. Me jala tan fuerte del cabello que siento como algunas hebras van cediendo y terminan arrancados dentro del moño.

      Me muevo buscando una forma de escapar de su fuerza que domina mis movimientos sin permitirme escapar, y es evidente que no lo consigo cuando tira con mayor fuerza como si fuera la condenada que espera la sentencia en la horca. Algo atrae mi vista y casi no puedo creer lo que está frente a mí, o más bien, quien.

     Liam se encuentra ahí de pie, observándome con una rabia magistral contenida por sus manos en forma de puños. Sus labios son una fina línea envuelta en una mandíbula tan tensa que puedo jurar que se romperá algo. Todo su cuerpo dicta su sed de ver sangre correr, pero es sujetado por Landon que se ve tan furioso como él.

     A su derecha, alejado, Estefan le mira feliz aguardando el gran final y junto a él el director curva el labio superior como perro rabioso extasiado por el espectáculo.

     Pero si espectáculo es lo desean yo se los daré. Hasta el momento mis manos luchan con las de Jeison en torno a mi cabello evitando que me lo arranque. Lo suelto mientras cierro los puños con fuerza y haciendo un esfuerzo consigo moverme lo suficiente como para encestar el golpe en sus partes bajas.

     Jeison cae de rodillas con un alarido agonizante y me regocijo con su dolor. Mi risa se escucha histérica a nada de un colapso nervioso creo que, debido al golpe en mi cabeza, pero ahora no voy a preocuparme por eso. Incorporándome le pateo con fuerza en su abusivo rostro. Se retuerce en el suelo, lo elevo por la camisa de entrenamiento y le atizo un puñetazo en el ojo, seguido de otro en su nariz haciéndolo sangrar más. Pero una orden me detiene evitando el ataque que lo llevaría a sentir el miso dolor que me ha provocado.

     – ¡Ya basta!    – resuena a mi espalda y me giro hacia el director, se encuentra secundado por Estefan que lo resguarda a su costado mientras se me acercan con la furia grabada en sus ojos. Sin duda alguna este final no era el que esperaban.

     Zohan es el primero en alcanzarme, su mano se extiende cerrando el agarre abrupto en torno a mi brazo con tanta fuerza que siento que me lo quebrará      –. ¡Suéltala!    –. La mera voz de Liam se escucha asesina al tiempo que sus pasos firmes y demandantes resuenan en el suelo que no parece atreverse a detener su cercanía.  

     – ¡No la toque!     –. Amber se aproxima hecha una fiera junto a él, el daño que sufrió se muestra en su frente, la carne rota brotando el líquido caliente de ella.  

La flor de LisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora