Los pasos se escuchan tras mi espalda acercándose, alguien dándome alcance mientras toma mi hombro.
– Tu nombre es Lis ¿no? – La chica me siguió, lo cual admito que me sorprende después de haber dejado en claro que no quería mi ayuda hace apenas unos minutos cuando intenté ofrecérsela, lo que terminó haciendo que me ganara un pasaje a un no muy conveniente comienzo en esta escuela.
Su hermosa cabellera negra azabache reposa en los contornos, haciendo resaltar sus hermosos ojos verde claro. Sus mejillas encendidas en su ovalado rostro, con labios no muy delgados y cejas pobladas. Tiene un aspecto mayor al de su edad y parece una de esas guerreras de la mitología vikinga, es de esas personas que te infunden respeto desde el primer momento.
– Así es – me limito a responder con poco entusiasmo, no necesito que me recuerde que me metí en este enredo por voluntad propia cuando ella me ofreció una forma de salida que me atreví a rechazar.
– Hace un rato no nos presentamos como es debido – me recuerda –. Soy Amberly, soy una mujer lobo, bueno, media mujer lobo en realidad.
Para mi sorpresa no parece tener intenciones de echarme en cara que terminé en problemas por cuenta propia, su postura luce haber cambiado y hasta se ve un poco amable, por lo que llegados a este puno, no creo que sea necesario tomar distancia ahora.
– Media mujer lobo, ¿qué se supone que significa eso? – le presto atención con ganas de saciar mi repentina curiosidad ya que no se muestra nada descortés.
– Significa que mi sangre no es pura –. Hace una pausa buscando las palabras –. Mis padres son de diferente linaje y eso me hace una media sangre, un híbrido. Mi padre pertenece a una de las familias del consejo y fue rechazado y expulsado por su familia al casarse con mi madre –. Amberly se me queda mirando inquisitiva, como si ser media sangre significara algo malo, esperando alguna reacción por mi parte ante su confesión.
Es evidente que esta chica ha sido rechazada y maltratada por ese hecho y tal parece que espera a que haga lo mismo, en cambio le ofrezco la mano en forma de saludo y ella me mira expectante, como si buscara una trampa, así que me apresuro a hablarle.
– Mucho gusto Amberly, yo soy una hechicera y no te puedo decir mucho de mis padres ya que ni siquiera sé quiénes son –. Me encojo de hombros restándole importancia –. Así que discúlpame si no te hablo mucho de ello, ni de lo que hacían antes, porque siquiera sé qué hacemos los hechiceros.
Su sonrisa aparece mientras toma mi mano, esta vez con seguridad sin esperar nada escondido tras un gesto tan simple –. ¿Te acompaño a alguna parte? – Su pregunta tambalea entre la inseguridad queriendo no hacerlo notar –. No pareces muy segura de hacia dónde vas.
– ¿Alguna vez te has perdido en estos pasillos? – curioseo señalando hacia mi alrededor sin saber qué rumbo debo tomar para salir de este lugar.
– No recientemente – admite cruzándose de brazos a la espera.
– Eso es suficiente –. Acepto porque no hay forma en la que encuentre a Elena sin ayuda –. Necesito encontrar a alguien sin meterme en más problemas – le advierto y parece hacerle gracia mi preocupación, lo cual no me da muy buena espina respecto a la falta de conflictos en su vida diaria.
– Chica –. Se burla mientras pasa la mano por encima de mi hombro obligándome a avanzar por los corredores –. Creo que has elegido a la persona equivocada si lo que quieres es esquivar los problemas –. Me da un guiño, cosa que no me hace nada de gracia, si soy totalmente sincera, con una con mala suerte es más que suficiente.
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La flor de Lis
FantasiLis es una chica común y corriente, su único atributo es una desenfrenada torpeza. O eso creía ella, sin saber que en su interior aguarda dormido un gran poder que podrá consumirla o salvarla. Descubrirá un mundo que creía era una fantas...