Primero

489 24 3
                                    

De: Uriah

Para: Zareck

Hora: 1:37 p.m. 

¿Estás lejos de casa Zaar? 

_____________________________________________________

De: Zareck

Para: Uriah

Hora: 1:38 p.m. 

Nah. De hecho, estoy camino a casa. ¿Por qué?

_____________________________________________________

De: Uriah

Para: Zareck

Hora: 1:40 p.m. 

Hay algo super importante que tengo que decirte. ¿Llegas pronto?

_____________________________________________________

De: Zareck

Para: Uriah

Hora: 1:41 p.m. 

¿Está todo bien, peque? 

____________________________________________________

De: Uriah

Para: Zareck

Hora: 1:41 p.m.

Sí. Sólo apúrate. Te espero en casa. ILU

___________________________________________________

Leo el último mensaje que me envía Uriah al móvil y recuesto mi cabeza contra la ventana fría del bus. Sé que lo que siento hacia Uriah es incorrecto y al principio quise ponerle el nombre de cariño y amor fraterno. Sin embargo, no pueo evitar sentirlo. 

Uriah es tan inocente o por lo menos así lo veo yo. No hay nada malo con ese pequeño ángel que ha iluminado mi vida desde el día en que perdí a mis padres. Sin embargo, estos deseos no son los mejores y deben ser enterrados. 

Uriah es mi hermano. 

Escucho mi teléfono sonar en el bolsillo de mi chaqueta y reconozco el timbre. Levanto la tapa y conesto con el saludo típico para un descocnocido. 

—¿Hola? — preguntó con inocencia fingida. 

—No te hagas el estúpido, sabes que soy yo, — el tono cortante y amenazador no me hizo ni si quiera cosquillas. — ¿Por qué me contestas así? 

—Costumbre, será, — le digo en un tono que da a entender que me importa poco o nada. 

—¿Dónde estás? — lo escucho preguntar con voz oscura. 

—Voy a casa... Uriah me necesita. 

—Todo es acerca de Uriah, — el tono exigente me hace apretar el teléfono con más fuerza. — Tu obsesión con ese niño es insana. 

—Igual que la tuya conmigo, — le escupo esas palabras con todo el veneno que puedo reunir. 

—Al menos yo no lo estoy de mi hermano, — y esas palabras me dan de lleno en una parte importante de mi psique. 

—Es otro hombre, — le digo sabiendo muy bien lo que eso le hará pensar y donde golpeara. 

—Zeus tambien era hombre y secuestro a Ganimedes para que fuera su amante. 

—Pero, se lo llevo al Olimpo, donde nadie jodería nunca su vida. 

—Puedo joder tu vida si eso es lo que quieres, mi dulce niño, — escucho su risa burlona y de inmediato capto el sarcasmo en sus palabras.

—No me llamas así, — le siseó. 

—No entiendo por qué te preocupas tanto por ese mocoso de Uriah, — la escuchó decir con la misma furia que yo estoy conteniendo en mi interior. — Ese niño no te merece. No podría llegar a apreciarte como yo lo hago. 

Pero, eso realmente me importa poco o eso creo. 

—Cuando él te rompa el corazón sólamente estaré yo. 

Cierra el teléfono y algunas personas me miran por la cantidad de comentarios ácidos que he lanzado. La necesidad de combatir la curiosidad de estas personas es algo de lo que jamás me cansaré de ver. 

Pienso en lo que Uriah me escribió minutos atrás. La curiosidad me está comiendo. Dos paradas más y sabré que es lo que necesita decirme mi pequeño. Realmente, espero que no sea nada malo. 


Memorias De Un PsicopataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora