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El sol de agosto estaba brillando cuando llegamos a Jacksonville, una ciudad de Florida, y mientras papá conducía lentamente por el lugar, me encontraba mirando con ojos nuevos. Siempre había sido meramente un lugar remarcablemente bonito. Ahora era mi hogar. Mamá veía alrededor y puedo apostar a que estaba más que nada interesada en las tiendas y farmacias que en otra cosa. Mi hermana Emily estaba tan absorta en su lado de la ventana como yo estaba en el mío.

Jacksonville era un lugar muy caliente, eso lo decían todos, pero caliente por el clima. Habíamos llegado desde Michigan, un lugar increíblemente diferente, Michigan era frío. El jefe de papá le había dado una especie de aumento en su trabajo y debía mudarse a esta ciudad. Sí extrañaría a mis amigos de Michigan, pero el que éste lugar fuera así de hermoso me confortaba. Mamá decía que conseguiría amigos bastante rápido, ya que en mi antigua escuela era muy conocida. Pero debo admitir que muy en el fondo no me sentía segura de eso. Nunca fui nueva en ningún lugar. Pasé del jardín de niños a la primaria con todos mis compañeros, lo mismo en la secundaria, pero ahora tenía que conocer a gente nueva de la que no sé nada. Ya estaba acostumbrada a las caras aburridas de mis compañeros y a las locuras de mis amigos. Esto sin duda era algo nuevo para mí. Pero era emocionante, también.

Las casas alrededor se veían hermosas, la forma que contrastaban unas con otras era fantástica. Me había emocionado cuando me dijeron que tendría habitación propia. En Michigan debía compartirla con Emily, no era algo malo, pero a veces me gustaba tener mi propio espacio.

Especté una sonrisa de mi padre.

"Se ve como habíamos esperado." Observó. En el asiento a su lado, mi madre asintió.

"Mejor que como esperaba." Dijo.

"¿Ya llegaremos a la nueva casa?" Emily preguntó.

"Ya casi, Em" papá respondió.

Divisé buenos lugares para explorar cuando tenga tiempo.

"¿Crees que haya una librería cerca?"

"Debe de haber." Me contestó mamá.

"¿Habrá wi-fi en la nueva casa?" Pregunté. Emily me había acostumbrado a referirme a "la nueva casa".

"Si, Ana, calma." Sonreí para mis adentros y dejé la conversación. Me puse los auriculares cuando mis padres hablaban del trabajo de mi padre.

Cuando llegamos a la nueva casa, Emily abandonó primero que todos el auto al escuchar a papá decir que ese era el lugar. Yo bajé sonriendo con mi bolsa y la de mi hermana en ambas manos. El camión de mudanza se estacionó detrás de nuestro auto. Un suspiro abandonó mi organismo mientras caminaba en el rellano hacia la puerta. Podía sentir el cálido viento golpear contra las ramas de los árboles alrededor. Era mágico.

Mi habitación era un poco más grande que la de Emily. Ella no se quejó. Cuando terminamos de amueblar su recamara continuamos con la mía, sólo tenía una cama, un espejo de cuerpo completo y un escritorio. La verdad se veía algo vacía. Las paredes eran blancas y me hacían sentir como en casa de la abuela.

Me recosté suavemente en mi cama luego de haber tomado una ducha. Estaba cansada y quería dormir, así que después de cepillar mi cabello ya me encontraba con los ojos cerrados para descansar.

La semana siguiente sólo estuvimos desempacando todo. Como era verano aún no tenía muchas cosas que hacer. A diferencia de Emily que encontró interesante ir al patio trasero, descubriendo a dos niños jugando en la casa de atrás, yo estaba muriendo de aburrimiento en mi habitación. En la nueva casa sí había wi-fi pero mis amigos estaban en campamentos sin conexión. Así que debía ver alguna película pero sin Em no era divertido.

CRITICAL - Ale y Ana (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora