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Agosto se pasó más rápido de lo que pensaría. La escuela empezaba el primero de septiembre y para eso faltaban dos días. Era sábado en la tarde y yo estaba sentada en el sofá de la sala luego de haber ido a comprar las cosas necesarias para mi primer día de clases.

Después de haber dejado a Alejandra en su casa hace menos de un mes, no la volví a ver.

Estuve yendo a su casa luego de ese día pero estaba solitaria. Me sentía como cuando de niño te regalan un juguete nuevo y al día siguiente lo rompes y te sientes inútil después de todo. Ella no había regresado y yo me sentía irremediablemente sola en esta ciudad. Emily consiguió amigos y estuvo saliendo con ellos mientras yo me acostaba en mi cama a ver el techo e imaginaba el rostro de Alejandra en mi mente.

Si hubiera sabido que ya no la vería más habría hecho un esfuerzo para poder besarla porque, joder, en serio quería hacerlo. Pero la mala suerte estaba molestándome sin excepción. El lunes comenzaban las clases y tenía una pequeña esperanza de que ella fuera al menos a la misma escuela que yo. Pero aun así no lo veía posible.

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La primera semana de clases no fue muy emocionante. Las optativas que me tocaron (porque no las elegí) fueron Biología y Química. No fue tan pesado como creí. Conocí a mis compañeros y fui la nueva toda la semana. Para mi mala suerte, no encontré a Alejandra por ningún lado de la escuela, lo cual significaba que ella no estaba inscrita en esta prisión.

Cuando estaba en la segunda semana las tareas cayeron sobre mí en picada. Me hice un jodido revoltijo por todas partes. Había conocido a unas chicas en el almuerzo y dos chicos estuvieron conversando conmigo en las horas de optativa. Pero incluso así estaba inquieta por algo, y no sabía qué era.

Ese día salí temprano de la escuela y me dirigí a la cafetería para comprar un café con caramelo, aunque estaba haciendo calor a mí me gustaba tomar café caliente. Y, también, iba a esa cafetería para ilusionarme de nuevo creyendo que ella estaría ahí. Pero ese día, como los otros, no fue la excepción. Ya no podía encontrar a Alejandra o ella ya no vendría a éste lugar, todo estaba jodido.

Ya era fin de semana y yo me encontraba dando vueltas por el parque mientras escuchaba música. Mis sentidos me hicieron querer ir a la playa a ver chicas en bañador, y recordar la vez que fui con Alejandra.

El lugar al que fui con ella era un acantilado, ya lo había notado, pero me di cuenta de que no era muy habitado, y entonces estuve yendo a ese sitio esperanzada de encontrarla ahí, pero la suerte nunca ha estado de mi lado, me di por vencida y seguí esperando a que ella apareciera mágicamente entre la gente.

Yo había leído en un libro que si en verdad deseas algo con todo tu corazón, el universo trabajaría para que se cumpliera. Pero yo en serio deseo volver a ver a Alejandra y no me ha pasado, comienzo a dudar de la existencia de milagros y esas cosas.

Mis piernas dieron la vuelta en la salida del parque que llevaba a la playa y me dirigí sin saber a la otra salida, que te hacía llegar a la ciudad. Estaba por cruzar la calle cuando levanté la vista y la divisé al otro lado.

Alejandra estaba ahí.

El sol chocaba contra sus gafas, vestía una blusa blanca, un short vaquero y unos converse negros mientras sujetaba con su mano izquierda su vara.

Mi boca estaba abierta ante esa imagen. Pensé en tomarle una foto pero seguro la gente me vería como una loca, entonces no.

Crucé la calle rápidamente y cuando estuve frente a ella una voz femenina interrumpió mi intento de conversación.

"Con permiso." me dijo una señora a un lado de Alejandra.

"Lo siento;' dije moviéndome más cerca de ella para dejarle el paso a la señora, "hola." saludé sonriendo a Alejandra.

"Ella no puede verte." La señora se acercó y tomó a Alejandra por el brazo.

"Lo sé, nos conocemos."

"¿Alejandra?" Preguntó la señora deteniendo su paso por un momento.

"Lo siento." comenzó ella. "Yo no te recuerdo."

"Soy Ana." Avisé después de sentir mi estómago revolverse. Eso dolió.

"Muy vagamente recuerdo ese nombre." Dijo. Y eso me mató.

"Nos tenemos que ir." La señora la apresuró.

"Voy, mamá." Asintió y se encaminó a cruzar la calle con su madre. Pero antes de irse tomó mi brazo y lo apretó levemente.

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Mi cabeza daba vueltas. Ya era lunes en la tarde y estuve cuidando de Em y los dos vecinos. Papá, mamá y los padres de los vecinos fueron a comer y me dejaron a cargo de los tres. Yo pensaba que iba a ser fácil todo esto de cuidar niños, pero mi paciencia se agotó y cuando comenzaron a gritarse decidí llevarlos a la plaza. Chad y Clara Quiseng eran dos hermanos que vivían en la casa de atrás, en donde hay una puerta que da a nuestra nueva casa, así que es fácil para los tres encontrarse en nuestra casa o la de ellos.

"¿Qué vamos a hacer acá?" Chad preguntó.

"Sólo los traje para que se distrajeran." Respondí vagamente mientras caminaba tomada de la mano de Emily y Clara, con Chad a lado de su hermana.

"¿Nos vas a comprar helado?" preguntó Clara.

"Claro, pero primero vamos a una tienda en donde venden discos y películas." Anuncié llevándolos al lugar.

Cuando llegamos los tres se fueron corriendo hacia los videojuegos del establecimiento conmigo gritándoles que no se separen.

Fui a mi sección favorita a ver los discos que siempre iba a ver.

Luego de diez minutos el sonido familiar de una vara chocando contra el piso hizo que levantara la vista.

Alejandra.

Mis dedos reaccionaron torpemente ante la impresión de verla entrar y dar vuelta por el estante en el que yo estaba parada quedando frente a mí, tiré el disco que sostuve en mis manos antes de verla y cayó en seco con los demás.

"¿Ana?" Su voz resonaba en mis oídos como si tuviera puestos unos articulares que solo me dejaban escucharla a ella.

Me quedé en total silencio con mis brazos a mis lados, ella suspiró pesadamente.

"Escucha, yo lamento lo de éste fin de semana." Me dice acercándose.

Decidí suspirar antes de contestar:

"Calma, fue mi culpa." Mi voz sonó más como una disculpa que otra cosa.

"No, no quiero que pienses eso, Ana, es sólo que mi madre..."

"Está bien, Alejandra, igual siento vergüenza de mi misma." Intenté bromear pero ella no rió. En su lugar negó con la cabeza.

"Nunca sentiría vergüenza de ti," admitió.

"Basta." Dije segura.

"Yo debo explicarte, ¿podemos ir a algún lugar para hablar?" Alejandra se volteó y tomó mi brazo para que la dirigiera. Estuve a punto de acceder si no hubiera sido porque alguien jaló el borde de mi blusa.

"Ana, cómprame éste DVD." Emily apuntó decidida una cajita en sus manos.

Me detuve haciendo que Alejandra hiciera lo mismo.

"Ahora no puedo, Alejandra, estoy cuidando a mi hermana y mis vecinos." Me excuse apretando los labios. Ella asintió comprendiendo y se soltó de mí.

"Entonces será tal vez otro día, Ana."

"Tal vez." Dije tomando la cajita de la mano de Emily. Alejandra se mantuvo en su lugar, casi podría asegurar que estaba observándome, pero sabía que ella no podía. "Adiós." Finalicé fingiendo desinterés.

CRITICAL - Ale y Ana (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora