CRITICAL - Ale y Ana (Adaptación)

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Estaba cayendo. Mientras mi boca estaba abierta, tenía el sentimiento de hundirme. Mi respiración estaba entre cortándose a medida que pasaban los segundos. Ella estaba delante de mí, sin una pista de lo que estaba pasándome. Mi habitación se estaba volviendo pequeña conforme analizaba mis opciones.

"¿Cuándo te vas?" solamente pude articular.

"La operación es en un mes, Ana." Respondió con su voz rasposa.

No dije nada. Ella pareció entender que mi mundo se estaba derrumbando.

Yo estaba enamorada de Ale y ahora se iría.

"¿Cuánto tiempo te quedarás allá?"

"El tiempo que mis padres quieran." Contestó.

"En algún punto creo que prefiero que me avises a que te vayas sin razón." Dije rodeándola con mis brazos.

"Eres mi novia." Habló con una voz arrogante. Deposité un beso en sus labios.

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Tres semanas pasaban rápido. La semana siguiente Ale se iría a Los Angeles y yo me quedaría acá por la estúpida escuela. La graduación estaba cerca y sin ella acá no podría ir con alguien importante.

Estuvimos yendo a comer en varias ocasiones con Zayn, y otras veces asistíamos a sus pláticas y pasábamos tiempo con Irene. Emma y Lucy insistieron en conocer más a Alejandra, así que fuimos a muchos lugares con ellas. Pero el acantilado era nuestro lugar, íbamos cada hermoso atardecer.

Estaba de camino a casa de Ale con una sorpresa en mi mano. Llevaba una caja ni muy pequeña ni muy grande. Pasó una hora desde que lo había conseguido, y era para ella.

Toqué la puerta tres veces y esperé a que me abrieran. Para mi mala suerte la que abrió fue la mamá de Ale.

"Buenas tardes," saludé nerviosa, "¿está Alejandra?" Debía admitir que era una idiota en esto.

Ella me fulminó con la mirada y cerró completamente la puerta. Me sorprendí tanto que me dio risa. Estaba por dar la vuelta e ir a la puerta trasera, pero la principal se abrió.

"Ella está arreglándose," me avisó su mamá, "puedes pasar."

Entré torpemente hasta la sala, sentía la mirada de odio sobre mi nuca. Por un momento la caja casi resbalaba de mis dedos de mantequilla.

"Alejandra me ha hablado de ti." Dijo recargándose en el marco de la puerta que daba al pasillo.

"¿Sí?" Pregunté. Me quise dar una patada, obviamente, no mentiría con eso.

"Dice que eres su novia."

"Sí, soy su novia." Mi garganta se atoró y comencé a querer toser, no haciéndolo por la vergüenza.

"Basta, mamá." La voz de Ale habló entrando al salón. La señora Rocha se hizo a un lado y se fue por la puerta. "Lo siento por eso." Dijo acercándose.

"No te preocupes, estábamos haciéndonos amigas." Guiñé crédulamente.

"¿En serio? Parecía que te querías tragar a ti misma." Bromeó tocando mi rostro.

Me acerqué y besé sus labios. Ella sonrió sobre los míos.

"Te tengo una sorpresa," dije luego de separarnos.

"¿Ah sí?"

"Sip, sé que seguramente ya no lo vas a necesitar, pero también sé que quieres uno hace mucho, peque." Comenté abriendo la caja.