#Stony #AU #Espionaje Parte 2️⃣
Las manecillas del reloj marcaron la media noche.
Anthony se removió nervioso en su lugar en el sofá. Su mirada enfocando la puerta trasera que daba al jardín, con mayor atención que cuando intentaba perderse en la imagen del televisor frente a él.
Suspiró. Debía esta completamente loco.
Después de su pequeño encuentro con su vecino ese día en la mañana, donde el muy hijo de puta le había confesado haberle visto espiándolo la noche anterior mientras tenía sexo con su esposa, inevitablemente un anhelo se formó ante la promesa que hizo de visitarlo para que probara de primera mano, aquello con lo que, enfermamente, se había masturbado en la oscuridad de su casa.
Sintió un tirón en su polla ante el recuerdo de sus palabras, pero especialmente de ese beso con sabor a tabaco que aún lo hacía estremecer.
Se pasó una mano por el cabello, alborotando sus hebras castañas y se rió de sí mismo.
Podría tratarse de una trampa, lo sabía. Si en verdad lo había visto masturbarse, si en verdad tenía intenciones de visitarlo esa noche, sin problemas podría llegar acompañado de la policía para que lo arrestasen por ser un pervertido de mierda, sin embargo, conforme avanzaban los minutos, algo dentro de Anthony comenzaba a desechar esa idea de a poco, porque de ser ese el caso, ya hubieran llegado a arrestarlo, ¿no?
No tenía lógica que esperarán a hacerlo hasta después de la media noche, a menos de que creyeran que necesitaban pruebas contundentes que no dieran cavida a dudas sobre su depravación, por ello, en lugar de mantenerse esperando en su habitación, se había quedado en el living, para evitar husmear por su ventana en busca de alguna señal que le dijera que el delicioso hombre que es Steve Rogers, iba en camino a su casa.
—Soy un imbécil. Seguro ese idiota solo estaba jugando conmigo. — murmuró para sí mismo, tomando el control remoto para comenzar a darle zapping al televisor solo para matar el tiempo.
No debía darle tantas vueltas al asunto. Solo tenía que ser más cuidadoso la próxima vez, ¿verdad?
Tal vez solo le había dicho aquello de la visita para asustarlo, tal vez solo lo había dicho para jugar un poco con él y darle un escarmiento por mirón al mismo tiempo, si, seguramente se trataba de algo como eso.
Tomó el control y comenzó a dar zapping al televisor en lo que el sueño le llegaba.
Se dio la una de la madrugada más un cuarto, y Anthony decidió apagar el televisor.
Y en el momento justo en el que el aparato se apago. La puerta que daba hacía el jardín, se deslizó. La inconfundible figura de Steve Rogers atravesándola y su respiración se corto.
—¡¿Qué carajos...?! — una sonrisa ladina dibujándose en los labios de su vecino.
—¿No me digas que creíste que no vendría? Me ofendes, Anthony. — dijo, acercándose a él con zancadas firmes.
Con un movimiento rápido, lo apresó de la cintura y lo pego a su cuerpo sin miramientos.
Anthony sintió sus piernas temblar cuando la embriagante colonia del hombre lleno sus pulmones. Y su corazón se detuvo cuando en un segundo lo beso, con mayor frenesí que a como lo había hecho esa mañana, mientras con brusquedad, y una sonrisa burlona dibujándose en sus labios, comenzó a despojarlo de su ropa.
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°Las manos de Tony se apoyaron contra el cristal.
—Dios... — se mordía el labio inferior para reprimir sus gemidos.
—No te calles, Anthony. Me excita que mis amantes griten mi nombre por el placer que les provoco. — murmuró, muy cerca de su oido, antes de morderlo suavemente.
El agarre sobre el brazo que sostenía como soporte para sus duras embestidas se reforzó, Steve despegó su pecho de la espalda perlada en sudor de Anthony, y sus ojos brillaron con arrogancia al deleitarse con la erótica imagen de su polla siendo devorada tan deliciosamente por ese apretado agujero.
Sonrió engreído, cerrando los ojos para disfrutar del lascivo sonido de las húmedas carnes chocando mientras su mano libre, se deslizaba por la espalda de su nuevo amante, hasta enredar sus largos dedos en las hebras castañas y jalarlas, obligando a Tony a abandonar su posición contra el cristal, solo para que se sentará sobre él en la silla que había acomodado previamente detrás suyo.
Steve gruñó cuando Tony dejó caer su peso sobre él, y Tony lloriqueo al sentir como su polla llegaba más profundo en su interior.
—Masturbate para mí, cariño. Muéstrame lo que hacías a mis espaldas y en mi honor, mientras mi polla sigue hundiéndose en tu hermoso trasero. — ordenó.
Sus manos tomándolo por los muslos para ayudarlo a subir y bajar sobre su sexo.
Tony obedeció sin chistar, y la sensación de contracción en su vientre bajó no tardó mucho en llegar después de que su mano acariciara sin pudor su propio miembro.
Steve añadió su propia mano muy pronto a la caricia, para marcar el ritmo mientras aumentaba el de sus caderas.
Tony comenzó a gemir alto.
¿Cómo era que una simple sesión de sexo 'normal' lo había puesto así de caliente? No se estaban exhibiendo ni haciendo nada fuera de lo normal.
Pero entonces su respuesta llegó;
—Correte para mí, Anthony. Correte cómo el jodido pervertido que eres por el placer que solo yo estoy causándote justo ahora. — ordenó Steve, con voz ronca y lamiendo su oído.
Tony abrió más las piernas, enredando una de sus manos en el cuello de Steve, mientras con la otra tiraba hacia atrás de su propio cabello, dejando que Rogers lo masturbara para él empujar a su gusto sus caderas contra esa polla que lo llenaba y le hacía delirar.
La silla comenzó a tambalearse con violencia.
Los gemidos comenzaron a hacer eco en la habitación, y tras un par de embestidas, ambos se encontraron rendidos en un orgasmo escandaloso y alucinante.
El primero, y afortunadamente, no el último.