Consentido. [Stony, AU]

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—¿Por qué me consientes tanto, Steve? — preguntó Tony mientras se sentaban en la sala de su casa duplex.

—Porque se trata de ti, Tony. — respondió simplemente el rubio, sorbiendo un poco de su café recién hecho.

—Puff, esa no es una respuesta, Rogers. — imitó su acción antes de proseguir — es decir, somos mejores amigos porque nos conocemos desde hace años pero, ¿no crees que me estas malcriando? — preguntó y Steve rio suavemente.

—Definitivamente, pero asumiré las consecuencias. — aseguró sonriendo pero sin verlo directamente a los ojos por enfocarse en darle zapping a la tv.

Tony arrugó el entrecejo.

—Ya no lo hagas. —dijo de repente, con tono y expresión serios. Steve se giro inmediatamente hacia él.

—¿Por qué? — cuestionó con tono hosco, dejando el control sobre la pequeña mesita de centro y fue el turno de Tony para rehuirle la mirada.

—Sam dijo que... — y se cayó. Había metido la pata.

—¿Qué fue lo que dijo Sam? – cuestionó y Tony ahora si lo miró.

—No fue nada malo —trato de arreglar pero Steve no lucía convencido con esas simples palabras — no te enojes con él, es tu amigo y te aprecia, es normal que se preocupe por ti, yo haría lo mismo con Rodhey...

—Tony... — Su tono cargado de advertencia le exigía que fuera al punto.

Tony trago grueso y comenzó a sudar por los nervios.

—No diré lo que dijo Sam, sino la inquietud que tengo yo — Steve frunció el ceño pero se quedó en silencio, instandolo a continuar — si sigues tratándome como lo haces, cuando consigas una novia, yo pasaré a segundo plano, eso lo sabemos bien, así que...

—¿Y cómo se supone que te trato? — lo interrumpió y Tony se sorprendió. De lo que había dicho, ¿esa parte era la que captaba su atención en primer instancia?

—No lo sé... — respondió inseguro, porque ni el sabía como lo trataba.

Desde que entraron en la adolescencia, los tratos y las atenciones de Steve para con él y viceversa, no eran ya de mejores amigos precisamente, ni siquiera de hermanos hijos de otra madre que era lo que se suponía que seguía en la cadena para clasificar su relación.

Pues nadie, ni siquiera Rodhey que era también un gran amigo desde un par de años antes que Steve, le cumplía a cada capricho, le aguantaba cada arranque de molestia, de egocentricidad, de sarcasmo, de egolatría. Sin mencionar el hecho de que fue Steve quien le pidió vivir juntos cuando contemplaron el mudarse a la misma ciudad debido a las exigencias de sus empleos.

Talvez Tony estaba confundido, talvez sólo estaba malinterpretandolo todo. Talvez era mejor guardarse aquellas palabras que quería decir para responder a su pregunta en el rincón más oscuro de su corazón, no quería perder la amistad de Steve por algo confuso y diferente, pero la penetrante mirada azul de Steve sobre él, echo por la borda cualquier atisbo de inseguridad en ese segundo.

—Como si fuera lo más preciado en tú vida. — soltó sin más, desviando la mirada y apretando la taza de café entre sus manos. Arrepintiendose en el instante de haberll dicho. — Steve, no me malinterpretes, yo solo...

—Porque lo eres. — afirmó y los ojos de Tony se abrieron grandes, antes y más cuando miro de nuevo en dirección a esos ojos azules. — Tony... — suspiró — desde hace tiempo yo ya no te veo como mi amigo. — Steve confesó y Tony sintió que su corazón se detuvo.

¿Acaso iba a decir lo que creía que iba a decir?

—Yo no voy a dejarte de lado cuando consiga una novia porque en primer lugar no me gustan las chicas, ni los chicos me van, a menos de que se trate de ti.

Tony sintió su rostro caliente y su corazón que se había detenido por un segundo, comenzó a latir frenéticamente, tanto que los latidos le martilleaban los oídos y sus neuronas se desconectaron.

—¡Mierda! — masculló, cubriéndose el rostro para esconder su sonrojo, pero no por mucho tiempo.

Las manos de Steve tomaron las suyas para aprtaralas suavemente de su rostro, necesitaba que lo viera directamente por las palabras que quería decirle desde hace mucho, mucho tiempo.

—Me gustas, Tony.

Las púpilas de Tony se dilataron, y un brillo cristalino las iluminó, creando una imagen tan tierna, inocente y tímida del atrevido Tony Stark que Steve no pudo evitar admirar y morir de ternura por semejante cuadro.

—Tú también me gustas, Steve.

Un par de gotas cristalinas rodaron por las mejillas de Tony, al saberse libre de poder expresar lo que su corazón lucho por esconder durante tanto tiempo, pero estas no conocieron la tela de los jeans que cubrían sus piernas porque Steve las detuvo con sus pulgares.

—Te conozco de casi toda mi vida, y siempre me sorprendiste, con cada capricho, con tu intelecto, con el como te esmeras en conseguir algo... — acarició sus mejillas con sus pulgares, acercando su rostro un poco más — con cada rabieta, disgusto y reconciliación que hemos tenido, fue lo que poco a poco iba enamorandome de ti. — sus rostros estaban ya a escasos centímetros de distancia.

Tony sintió el cálido aliento con olor a café, de Steve, chocar contra su rostro.

—Tenía miedo de arruinar nuestra amistad si es que tu no sentías lo mismo pero...

No termino de hablar porque sus labios se unieron con los de Tony en un casto y suave beso, que les hincho el corazón a ambos con un amor que solo comenzaba a desbordarse.

Stony Random Series Vol. 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora