El sonido de un cristal rompiéndose hizo eco en la cocina.
—¡¿Qué mierda haces parado ahí?! — la voz de Tony se escucho asustada, y no era para menos, pues le acababan de dar el susto de su vida.
De entre las sombras, salió una figura que conocía a la perfección, la medio luz le iluminaba la mitad de la cara cuando se recargo en el marco de la puerta, y sus ojos carmín brillaron en una expresión para nada contenta.
—No creí que cambiarías los códigos. — el tono serio con el que habló, erizo la piel de Tony en una extraña mezcla de temor y excitacion.
—¿Y por qué no lo haría? — Tony se inclino para recoger los cristales rotos de mayor proporción para ponerlos en el fregadero.
El rubio lo observo atentamente, en silencio, desconcertando al castaño pues Hydra siempre resultaba ser incluso más bocon que él.
—¿Acaso no te agradan mis vistas? — preguntó con voz dura.
Tony arrugó en entrecejo antes de negar con la cabeza.
—Somos enemigos. Tú deberías matarme, o yo debería llevarte a Prisión. Así es como funciona una enemistad en el mundo real... — susurró sin quitar la vista del fregadero.
Un amago de sonrisa quizo atravesar los labios de Hydra pero se supo contener, aún no era momento de reír.
—¿Estás insinuando que lo que... hacemos no pertenece al mundo real, Anthony?
El sonido de pasos acercándose, hizo que Tony se aferrara al fregadero con ambas manos.
La noche anterior y la anterior a esa y las demás que vinieron después de su último encuentro, Tony se juro a sí mismo que esa sería la última vez, que tenía que dejarlo, para comenzar a darle caza de verdad y entregar su cabeza a Shield tal como Fury, y hasta el mismo, se lo había estado exigiendo desde hacía meses.
Tenía que cumplir con la orden que no pudo acatar cuando lo encontró casi muerto en la base principal de Hydra, después de hacerla mierda con todo el armamento que poseía Industrias Stark.
Finalmente lo tenía. El maldito hijo de perra que no sólo había matado a su Steve, sino que también le había robado su rostro, su voz.
Debió matarlo cuando tuvo la oportunidad. Pero todo aquello que robo de su esposo, era lo que le había salvado la vida.
—Esto es lo más real que has tenido en tu vida, Anthony. — Hydra se encontraba detrás de él.
Su aliento caliente dio de lleno en su nuca mientras sus manos se posaban sobre sus caderas, enterrando sus dedos en las mismas para mantenerlo donde estaba y comenzar a frotarse contra su trasero.
Tony cerró sus ojos. Su respiración comenzó a agitarse al ritmo de los latidos acelerados de su corazón.
—Tú mataste a mi esposo. — Tony quiso recordar el dolor que le había causado el perder a Steve, aferrarse a el para romper aquello que venían haciendo desde hacía tres meses, porque no era correcto, porque eran enemigos y se suponía que debían odiarse a muerte pero...
—Con todo y los semejantes cuernos que te puso, ¿Aún le llamas "mi esposo"? — gruñó Hydra contra la piel de su cuello.
Tony sintió como sus manos se cernían más sobre su cadera, al punto de causarle un poco de dolor por la fuerza ejercida.
—Eso me cabrea como no tienes idea. —susurro con voz ronca antes de comenzar a besar y morder su cuello con lentitud pero no con menos fuerza, pues Tony soltaba quejiditos de dolor tras cada mordida recibida. — Cuando te engaño con Barnes dejó de ser tu esposo, Tony. Él nunca te mereció. — su voz volvió a salir con un gruñido, antes de morder una última poción de piel que comenzó a sangrar justo cuando sus dientes la abandonaron.
Tony se quejó por lo bajo ante la herida.
—¿Y tú si? — preguntó y Hydra se tenso al escuchar aquella pregunta.
¿Qué sí él lo merecía? ¡Claro que no! Porque Anthony, debajo de toda esa fachada llena de arrogancia egocentrismo, superioridad y suficiencia acompañadas de un sarcasmo sin igual, era el ser más puro que había visto en su vida. Tan puro que era él único que valía la pena para él.
No lo merecía, pero eso no significaba qué no iba a tenerlo para él sólo por eso.
Sino, ¿para que había matado a Rogers y a su jodido amante?
Obviamente para tener lo único que quería de su maldita copia. Al amor de su vida, porque sí, Hydra se había enamorado de ese castaño, roto y dañado que nadie quería ni valoraba, que nadie apreciaba ni atesoraba sin importar cuanto él se preocupará por los demás, siempre lo hacían a un lado.
Hydra odiaba ver eso. Por eso tomó la decisión de obtenerlo para él. Su atención, su persona, su tiempo, su amor.
—De no ser así, ¿por qué otra razón estaría aquí? — preguntó, y sintió el cuerpo de Tony estremecerse contra el suyo.
—Para matarme. — soltó Tony de repente, y Hydra sonrió.
—Si, voy a matarte. — de un movimiento rápido, obligó al castaño, su castaño, a girarse para quedar ambos de frente. — Y renacerás como alguien nuevo, superior, que hasta el nombre de Steve Rogers jamás lo recordarás, sólo el mío. El de Hydra.
Y le devoró la boca en un beso demandante, lleno de furia y amor a la vez.
Tony le correspondió al instante mientras las lágrimas escapaban de sus ojos.
Con cada beso, con cada caricia, sin palabras de por medio más que sus gemidos y promesas silentes, fundieron sus cuerpos en uno solo. Sobre los cristales, de forma ruda y desperada hasta sobre las sábanas de seda, con delicadeza y paciencia.
Sus errores, sus pasados no serían borrados pero no importaba porque ahora se tenían el uno al otro.
Curarían sus heridas y se convertirían en lo que siempre debieron ser, sin importar si resultaría en algo bueno o algo malo, ya no había marcha atrás.
Nadie podría separarlos ni detenerlos.
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Espero y les guste este Dark Stony dulce xd ❤️