II

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Estaban tendidos el uno junto al otro. Una tarde cualquiera a la espera del tedioso llamado de sus managers.

Las colchonetas de la sala de entrenamiento eran tan buena cama como una real. Solo yacer allí se sentía bien. Sin ruido, ni nada por hacer.

Jungkook estiró los brazos hacia arriba, sintiendo a sus músculos soltar tensión, para bajarlos y dejarlos descansar sobre su estómago plano.

Por primera vez en un largo tiempo los siete de la banda podían estar así, dispersos a su gusto. Yoongi hyung y Jhope estaban sentados en la misma colchoneta, apoyando sus espaldas en el espejo de la muralla detrás de ellos, sus cabezas juntas y seños fruncidos decían que ellos estaban hablando de trabajo después de todo. Quizás letras y ritmos, parecía ser lo de ellos, aquello que los unía. Mientras tanto, Namjoon, Taehyung y Jin hyung eran una masa extraña, revuelta entre ellos cubiertos por una misma manta a sus medios cuerpos. Los dos mayores dormían ya plácidamente, con la boca abierta, libre de preocupaciones. Y el menor, Taetae, abría y cerraba sus ojos con lentitud, luchando con el sueño, en el camino directo a perder la batalla.

El cuerpo de Jimin se estiró a su lado, este se tendió en el piso con una sonrisilla, mirándolo con una broma secreta en sus ojos.

—¿Qué? —Jungkook se removió inquieto. —¿Qué es?

La sensación de perderse el chiste siempre lo hacía sentir incómodo.

—¿Un hyung no puede querer pasar tiempo de calidad con su maknae? —preguntó el otro con voz divertida.

Jungkook se enderezó sobre sus codos, corriéndose unos centímetros al lado. Jimin lo detuvo con una mano sobre el pecho, cerniéndose sobre él.

—¿Adonde vas? —Su aliento le bañó el rostro. Dulzón, atrayente. En el ultimo tiempo, Jimin había comenzado a actuar del todo coqueto a su alrededor, cambiando las cosas tal y como las estaban llevando.

Kook tragó el nudo de nerviosismo que se formaba en su garganta con la amenaza de calor recorriendo su cuerpo.

—Yo... am...

Jimin movió las cejas con picardía, el juego cambiando a su haber.

Disfrutando del balbuceo del chico más de lo que admitiría jamás, lo dejó estar para poder llevar a cabo aquello que deseaba en cuanto lo vio tendido solo en un rincón de la sala. Era casi como un llamado a yacer a su lado, sobre él. Y Jimin no estaba de humor como para resistirse a ello.

Él había entrado a la empresa de Big Hit Entertaiment con una idea en la cabeza; la fama. Sabía que era bueno en el baile y que el canto lo podía aprender con el tiempo y preparación adecuada. No por nada se había capacitado en diversas áreas a través de su crecimiento para poder ingresar allí. El solo saberse integrante de una banda ya era en gran parte el su sueño de vida. Tenía buena relación con los demás compañeros de banda, más que eso ellos se estaban convirtiendo en una familia que siempre cuidaba de la espalda del otro, mucho más de lo que podían decir muchos idols.

Aunque el camino a la fama era duro, ellos trabajan en conjunto aun más duro. Y la vista de lo que podía ser, los motivaba a seguir luchando.

Con lo que Jimin no había contado jamás, era encontrarse con un chico como Jeon Jungkook.

El menor de todos ellos presionaba todos los botones internos de Park. Este deseaba cuidarlo, verlo ganar confianza en sus habilidades que lo ameritaban; le provocaba tender sus brazos a su alrededor y darle todo su amor sin condiciones. Solo que el maknae lo hacía complejo; el chico era demasiado tímido para su propio bien, incomodo en su propia piel. Jimin lo veía luchar contra eso cada día, cada pequeño avance una victoria ganada.

No había sido sencillo tener que comprender que sus empujones ante las manos tendidas en su dirección no eran más que una barrera natural de defensa y no un rechazo personal hacia su persona.

Si hubiese sido por Jimin, ellos jamás se habrían gritado sus verdades. Soportar las cosas que no van contigo es parte de llegar a un nuevo lugar, pero gracias a un momento que parecía robado en el tiempo, como lo era el beso que se habían dado a escondidas, ellos ahora eran una mejor versión de si mismos. Aun dando pasos inciertos, aun con cierta picazón sin rascar, aun con preguntas colgando por encima de sus cabezas.

Solo que Jimin era un buen juez de carácter, él lo había heredado de su padre; una paciencia infinita y una perseverancia que no se quedaba atrás. Ahora, él podía leer a Kook como la palma de su mano después de meses persiguiéndolo, cada gesto, cada palabra le mostraba todo lo que ocultaba. Y eso significaba que él sabía lo que provocaba en el cuerpo del otro chico. Que entendía sus sonrojos cuando estaban a solas, esas miradas que le daba cuando creía que nadie lo veía.

Jungkook era de lo más evidente sobre lo que Jimin le producía.

Lástima que este último no estaba interesado en eso, no solo eso al menos.

Se deslizó por el suelo, su cabeza yendo a descansar encima del abdomen de Jungkook, quien lo miró con sus grandes ojos brillantes de una mezcla de necesidad y anhelo mal disimulado. Jimin se guardó una sonrisa, sintiendo como el chico contenía la respiración, para luego dejarla salir de manera vacilante.

La nueva posición los hacía lucir como una T perfecta. No lo habían probado antes, pero se sentía natural.

Nada cambió en la habitación, salvo por ellos.

La química eléctrica a su alrededor asentándose.

—Mmm —ronroneó el mayor en su garganta baja acomodándose mejor en su humana almohada. —Creo que este es mi lugar.

Ni una palabra siguió a esa afirmación. Jungkook evidentemente lo había oído y prefirió ignorarlo, quedándose de piedra por tanto tiempo que, en cualquier otra circunstancia, hasta hubiese sido divertido. No ahora, no ahí.

El pobre chiquillo era una estatua viviente en interna combustión.

Una que se relajó solo cuando se durmió pasados los minutos, sus extremidades laxas contra la colchoneta, el subir y bajar del pecho volviéndose profundo y constante libre de fingir.

Jimin absorbió el calor del cuerpo del maknae, colocándose de lado, sintió los abdominales duros contra su mejilla y sonrió viendo las facciones de conejito soñar bajo aquel cabello pintado de rojo.

Nuevo puente cruzado.

Jimin se durmió contento. 

Aquel beso bajo la lluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora