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Hubiese sido lindo poder decir que la relación de los chicos avanzó en una sola dirección. Que todo fue un camino de rosas sin tropiezos, tan sencillo que sus pasos coincidían al moverse hacia adelante. Pero no hubiese sido realista; las relaciones no suelen ser fáciles en el mundo común. Para dos chicos en el ojo de la fama era un martirio. Se enredaban entre sus voces como artistas, sus imágenes ante las cámaras y lo que eran al desnudo en los brazos del otro.

Escondidos viviendo su secreto al máximo.

El sabor del peligro una constante del mero hecho de robarse miradas, de tocarse disimulando el desbalance que les provocaba. Y es que, con el paso del tiempo, el amor de los chicos no parecía menguar. ¿Cómo se suponía que los ojos puros de Jungkook fingieran camaradería por su hyung cuando se le estrujaba el corazón de solo saberlo suyo? ¿O que el alma transparente de Jimin actuaría en torno al maknae tratándolo como un buen amigo cuando en su interior ya lo había aceptado como su todo?

Lo que tenían no era perfecto, ni por asomo, pero se sentía así de todos modos. Así que se aferraban a eso, sosteniéndose el corazón el uno al otro, para avanzar.

Si bien dentro de la banda no tenían que disimular ni lo que eran ni lo que sentían (y gracias al cielo, ya que eran terribles en ello), la empresa HYBE no tenía como tal una noción oficial de que el estatus de su relación fuese algo más que fraternal, por lo que no recibían ningún trato diferente y ellos estaban de acuerdo con eso, al menos la mayoría de las veces. Porque, por sobre todo, Jimin y Jungkook tenían claro que la banda era una familia, la familia que el destino reunió; una parte importantísima de sus vidas, por lo que no la ponían en riesgo con los cambios entre ellos.

Así como Namjoon hyung era llamado el líder de los corazones de los chicos, Jin hyung era claramente una figura paterna y Yoongi se definió poco a poco como el abuelo dentro del grupo; Jimin también recibió un apodo de la gente; él fue visto como el hyung que más amaba al maknae.

Una frase que conseguía picarlo de la peor manera, a decir verdad, arruinando su ánimo nada más la escuchaba. Y la escuchaba mucho, todo el tiempo se mencionaba en entrevistas, revistas, murmurada en los pasillos de la empresa. Por los estilistas al verlos juguetear detrás de cámaras, por los bailarines en los ensayos si es que se comportaban demasiado coquetos. Siempre, una y otra vez, una constante que no se podía dejar pasar.

Era cierta a un nivel de equipo, para Jimin cada uno de los chicos de Bangtan era un amigo del alma, confidentes y cercanos, pero llegados a Jeon, Jeongguk eran más. Mucho más. Su conexión inexplicablemente brutal, nada que pudiese ser definido con palabras, estas se quedaban cortas para su intensidad. Con el paso del tiempo, su relación había pasado de ser una cosa de niños a algo único; un hallazgo para el que no estaban preparados.

Lo que hacía a Jimin pensar...

Mientras que se tomaban un receso de las grabaciones del MV de Fake Love, toda la banda recibió un merecido descanso, no más que un par de días para tomarse de relajo, pero con todo el asunto de la fama en ascenso y el escaso respiro entre conciertos la respuesta natural de todos fue viajar a casa. Ver a sus familias y ser mimados como las superestrellas en las que estaban convirtiéndose sonaba como el cielo.

Jimin no ajeno a ello, preparó sus maletas con prisa, deseoso de partir lo antes posible. En la casa común que aún compartía con los chicos, podía escuchar los pasos de todos en dirección a sus diferentes habitaciones, en ese preciso momento, Jungkook no se encontraba a la vista; no era algo raro tomando en cuenta que de seguro comenzaba a alistarse para su propio viaje.

El manager SeJin los había acompañado hasta la sala, con el hombre de confianza siempre a su alrededor, no era de extrañar que él fuese el encargado de revisar vuelos y horarios para coordinar cada detalle de cada miembro. Jimin podía verlo trabajar desde su cuarto, sus dedos volando sobre la computadora portátil. Y fue entonces que tuvo una idea.

Aquel beso bajo la lluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora