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Jungkook era un digno chico nacido en la época final de los noventa, odiaba las mañanas, el frío y la falta de luz. Odiaba tener que dejar el calor de su cama para madrugar y realizar actividades al aire libre, en su opinión los días debían iniciar a eso del mediodía. Él se caracterizaba por ser un flojo completo al despertar.

Por eso mismo, por ese sueño pesado que no podía perturbarse con nada, es que no se dio cuenta de que dos personas lo observaban dormir, hasta que claro, ya era demasiado tarde.

Seok Jin tomó las mantas que envolvían el cuerpo del maknae y las alzó sin contemplaciones, dejándolo en su pijama buscando esconderse del frío. Y peor, Namjoon descorrió las cortinas dejando entrar la pálida luz de la mañana que lo atacó como si de un vampiro se tratase.

—Agh, hyungs —Jungkook se quejó tapándose los ojos con un brazo. Sintió los pies de su colchón bajar con el peso de los dos chicos sentándose en él. —Hoy no hay nada en la agenda, no es justo.

Jin y RM se miraron compartiendo la misma idea.

—Hay algo más importante que atender —dijo el mayor de los chicos. Alcanzó a Kook de una mano, jalándolo para que quedara sentado y poder ver así su rostro colorearse cuando cayera en cuenta. —Han pasado días desde que volvieron a casa con Jiminnie, no crees que es hora de tener la charla.

Para Jungkook fue como si todo el sueño se disipara de golpe, si había algo más efectivo que una jarra de agua fría, era el tono de hermano mayor de Jin. El hyung lo conocía mejor que él mismo, lo que hacía difícil poder escabullirse por debajo de su radar.

—¿Entonces? —Este enfatizó la palabra inclinándose hacia adelante.

Jungkook decidió jugar al tonto.

—Es como les dijimos, fueron unas buenas y necesarias vacaciones. —dijo apegándose a la verdad que él y Jimin habían decidido contar. Porque no es que estuvieran mintiendo. Ellos en realidad se lo habían pasado increíble, cuando no se la habían pasado en la habitación como conejos en temporada de apareamiento, habían podido conocer a sus alrededores y comer mucha comida deliciosa. —Nos divertimos bastante. Nos sirvió para unirnos.

El suspiro que dejó el pecho de Namjoon le dijo que él lo sabía mejor.

—¿Vas a intentar engañarme diciendo que no pasó nada en ese viaje? ¿Nada de tú sabes qué? —Su semblante tranquilo se sentía como una presión acusatoria. —Tu cara es la de un enamorado con solo escucharlo hablar, eso dice bastante.

Jin se rio con su característica risa estridente.

—Prácticamente haces ruiditos de amor cuando pasa por tu lado. —Se burló buscando la mirada de Namjoon, quien se le unió, aunque de una manera más queda con sus ojos estrechados y los hoyuelos apareciendo en sus mejillas.

El cejo del maknae se frunció buscando algo con lo que defenderse.

Él no hacía lo que Jin hyung decía que hacía, ¿o sí?

—Yo no...

—Oh, Jungkook—ah —Namjoon lo interrumpió negando. —Apenas te has despegado de sus talones en los pasados días, todo el mundo puede verlo. Lo llevan escrito en el rostro.

Kook se rascó la cabeza, su cabello enredado tanto como su interior.

Despertar luego de la apasionada noche que tuvieron fue el principio de todo. Jungkook había conseguido un sueño de puro cansancio físico, como si se hubiese pasado un día completo dando presentaciones sin descanso alguno, su corazón atolondrado de latir acelerado cual ala de colibrí. Con los músculos volviendo a la vida, doloridos donde habían sido empleados para un nuevo uso.

Aquel beso bajo la lluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora