Yo no necesito de ningún hombre para salir adelante, ten eso claro.
¿Amor?
...por favor eso no es para mi
Sentada en su oficina, repetía por quinta vez en su mente Lalisa Manoban mientras miraba al apuesto hombre que estaba en el escritorio justo...
–¡No vas a estudiar Artes! Ni a pintar, ni a ¡¡NADA!! – gritó exasperado el abuelo de Lalisa al mismo tiempo que destrozaba todos los materiales y trabajos que ella estaba escondiendo de él.
— No entiendes que eso fue lo que mató a tu madre – continuaba hablando llevándose las manos al rostro – Eso fue lo que me quito a mi hija – dejo escapar un sollozo.
Lalisa lo miraba petrificada desde el umbral de la puerta de su habitación, su abuelo estaba en medio de ese desastre a orillas de la cama, cabizbajo. De pronto se levantó y en dos pasos ya la había alcanzado y sujetado de los brazos iracundo le prohibía terminantemente que volviera a hablar de arte.
Llorar era lo único que podía hacer en ese momento. Se sentía impotente de ver cómo sus sueños estaban destrozados en los papeles rotos que yacían en el suelo. Culpable por hacer enojar de esa forma a quien la ha cuidado y le ha dado todo luego de esa tragedia... ¿Cómo no pensar en su madre? Estaba siendo muy egoísta.
Hace seis años que vivía sola con su abuelo y aún, en todo este tiempo, no lograba entender porque él culpaba al arte y a su padre de la muerte de ella. Cuando intentaba recordar algo de su niñez llegaban a su mente solo recuerdos felices.
Su madre sonreía cada vez que el pincel se deslizaba con ritmo sobre el lienzo, cuando sus manos y hasta su cara se llenaban de color. Una sonrisa se escapó de su boca en medio de tanta tristeza. Su padre, a él lo recordaba menos pues murió mucho antes que su madre.
Lisa no pudo más con todas las lágrimas que salieron como un torrente deslizándose por su cara, se recostó sobre la almohada hasta que ya no tuvo energías para seguir.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
