2. La rutina de Manoban

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« No puedo creer que cada día me cueste más salir de la cama... »

Con esos pensamientos, Lalisa hacía un mohín con su boca tratando de levantarse esa mañana. Aunque se haya convertido en toda una mujer adulta con muchas responsabilidades o mejor dicho, una bruja gruñona en el trabajo, en sus momentos más íntimos podia verse un vestigio de la Lisa divertida, sensible y floja que hace un tiempo no salía al mundo.

Su rutina comenzaba desde muy temprano.

Lo primero que hace cada mañana es salir a correr, ese es su ejercicio favorito porque la ayuda a pensar y discutir consigo misma acerca de algún problema que la aconteciera, del arte y del... ¿amor? No, definitivamente no. Cada vez que esos pensamientos se asoman ella los arranca de raíz.

Una vez que llega de correr, va al baño por una ducha, se mete en un gran closet a buscar un elegante traje de oficina acompañado de unos buenos tacones.

Ella no es una persona hogareña, desde su infancia pasaba más tiempo en otros lugares para no ir a su casa, por lo que le era más sencillo el vivir sola. Esto la ha llevado a tener unos hábitos alimenticios a destiempo. No desayuna, solo le basta con pasar a comprar un café en la cafetería de siempre.

— Buen día Señorita Manoban — Saluda como cada mañana un señor de avanzada edad que le da la bienvenida a Art's Company y que no pierde la esperanza de algún día recibir una respuesta por parte de su jefa.

Lalisa llega a diario con una expresión de altivez e indiferencia, no mira a nadie y mucho menos saluda, solo camina con un destino en mente, encerrarse en su oficina.

« ¡Ahí va la bruja!

La muy perra va volando en su escoba...»

Estás frases las suele escuchar en susurros cada vez que entra por esas puertas, sin embargo, no se da el lujo de mostrar que le afectan, todo lo contrario.

« ¡Ja! buenos para nada, si quieren a una bruja la van a tener »

Y como todos los dias, esbozaba una siniestra sonrisa capaz de asustar a cualquiera.

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— ¡Lali! — entró sollozando la rubia a su oficina — Lali lo vi, estaba besando a otra mujer... ¡Me estaba engañando! como... — Rosé se expresaba entre llantos mientras Lisa solo levanto la vista en dirección a la puerta que permanecía abierta — ¿Como me pudo hacer eso a mí? Su novia... — seguía llorando sin parar.

De la forma más fría se dirigió a la mujer— Te he dicho que no me llames así, aquí — volvió a bajar su vista a los papeles que tenía en la manos.

— ¿Cómo me pudo hacer esto? yo... hacerle eso a su novia — Rosé hablaba pausadamente por el cúmulo de emociones que torpemente trataba de contener— yo pensaba invitarlo a cenar con mis padres — terminó de entrar cerrando la puerta y sentándose en un gran sillón rojo donde Lisa solía recostarse — Ósea, teníamos dos meses ¡Dos meses! — haciendo énfasis en el número con los dedos  — dos meses... Yo lo quería... lo quie... ¡¿Me estas escuchando?! — reclamaba la atención de su amiga que no le dirigía una sola mirada provocando así que su rabia creciera — ¿Si quiera te importa algo de lo que estoy diciendo?

Lisa inspiro profundamente ante la insolente pregunta de su amiga y por fin decidió enfrentar su mirada — ¿Qué si me importa? Desde un principio te advertí acerca de ese tipo, mil veces te dije que te engañaba con la chica de las copias, y la de redacción... ah y no olvides a la del cafetín. Así que con mucha, mucha razón puedo decir que NO, NO me importa en absoluto este escándalo que estás armando en MI oficina... Y será mejor que pares de una buena vez que comienza a irritarme tu llanto — dijo de forma tan relajada, como si hubiese preparado un guión con anticipación.

Esto molesto tanto a Rosé que se levantó exasperada y llena de ira colocando ambas manos con fuerza justo frente al escritorio de Lalisa lo que hizo que esta la mirara con frialdad.

Insultar a los demás no era algo que estaba en la bondadosa alma de Rosanne Park, sin embargo, el desorden de emociones en su pecho la podía hacer decir lo primero que pasará por su cabeza.

— Eres una...  ¡Una Bruja!

Eso fue lo último que dijo antes de cerrar con fuerza la puerta causando un gran estruendo en las cuatro paredes de la cueva de la bruja.


Eso fue lo último que dijo antes de cerrar con fuerza la puerta causando un gran estruendo en las cuatro paredes de la cueva de la bruja

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Hola^_^

Vale aquí está el segundo capítulo de esta historia.

Les pido paciencia, estoy trabajando en organizar mi vida, mi Wattpad y muchas cosas más.

Espero que les guste esta historia ❤️

Así sale Lalisa Manoban a correr para que no la reconozcan

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Así sale Lalisa Manoban a correr para que no la reconozcan

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