Todo era silencio, el espeso aire de pronto se hizo más frío y una atmósfera siniestra se apoderó de aquella delgada figura de la Bruja o mejor dicho la Gerente Manoban.
Todos habían terminado de exponer cada una de las propuestas en las que tenían semanas trabajando, de pronto, lo único que pudieron escuchar fue una fuerte respiración.
Sus grandes ojos parecían ahora oscurecidos, no era la primera vez claro, que el equipo de producción veía ese tono en los ojos de la bruja, pero cada vez que aparecían era intimidante. Tragaron grueso al ver que la temida se levantó de la silla.
— Lo único que les pido todo el tiempo es que sean útiles una vez en su vida, no los mediocres que son ahora — su tono de voz era grueso y lleno de molestia en cada palabra. Cada silaba pronunciada por Lalisa era sentida por todos los presentes en la sala como filosas agujas que se incrustaban en su piel.
— ¡Hmp! No mandes a los niños a hacer cosas de adultos — dijo con arrogancia antes de salir de esas cuatro asfixiantes paredes.
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— ¡¡Ahhh!! ¿Quién cree que somos? ¿Sus esclavos? Ahh... — Al ver que las dos mujeres de mayor cargo salían de su vista Joy, una fotógrafa que ha formado parte del equipo durante un año comienza con su rutinaria queja — ¿por qué seguimos aguantándola?
— Porque nos pagan muy bien — afirmaba con un gesto de cabeza Dahyun hermana de la fotógrafa y una de las investigadoras.— ¡Ay! Le diré a mi osito que me compre helado — decía Jihyo a punto de romper en llanto, era la más sensible de todos en ese lugar — yobuseo... Osi... Te necesito — salió para hablar por teléfono con su pareja mientras todos se quedaron extrañados viéndola.
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Mi adorable ¡BRUJA!
RomanceYo no necesito de ningún hombre para salir adelante, ten eso claro. ¿Amor? ...por favor eso no es para mi Sentada en su oficina, repetía por quinta vez en su mente Lalisa Manoban mientras miraba al apuesto hombre que estaba en el escritorio justo...